NÓBEL DE LITERATURA
´La pianista´ literata
Por Roberto González García
2 min
Cultura08-10-2004
Elfriede Jelinek es una escritora austriaca cuya obra más conocida sea quizá La pianista, gracias a su versión cinematográfica. Si la comparamos con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de este año (Claudio Magris), la austriaca aborda en su obra la crítica social y la violencia sexual contra las mujeres , mientras que el italiano afronta el análisis de la construcción europea desde un arraigado humanismo. Son, podríamos decir, dos Premios casi complementarios: una critica y el otro construye.
Aparte de esa novela acre, la ganadora del Nóbel escribe un teatro provocador en la línea de Ingeborg Bachmann, a la que calificaron de la mejor escritora austriaca del siglo XX. También se dice de ella que encarna a esa literatura furiosa y autodestructiva de la Austria alpina y republicana que hereda la autocrítica, pero no la irónica bonhomía de la Austria danubiana y anterior de Musil, Kafka, Zweig o Roth. En su obra está de fondo, por tanto, la identidad de la nueva Austria, alejada ya de Imperios y quimeras históricas e inmersa en un proceso europeo con profunda raigambre económica. En España no es una escritora muy conocida. Mondadori, que había publicado Los excluidos y La pianista, la tenía ya descatalogada. Consecuencia: una feroz batalla de los editores nacionales para conseguir los derechos de comercialización de sus obras, en previsión de un éxito tardía en nuestro país de la austriaca. Ha sido galardonada con el Nóbel de Literatura "por el torrente musical literario de las voces y contravoces de sus novelas y dramas que desvelan, con una excepcional pasión por el lenguaje, el absurdo y el poder autoritario de los tópicos de la sociedad". Cuando Horace Engdahl, secretario permanente de la Academia sueca, entidad que entrega los premios, pronunció estas palabras en la Bolsa, sede de la institución, un silencio impresionante se hizo en la sala.Segundos más tarde se escucharon voces que preguntaban, susurrando, "¿quién dice que es?". Es la primera mujer que lo obtiene desde la polaca Wislawa Szymborska en 1996. La extensa obra de esta autora, que según la Academia «se desliza entre la novela y el drama, la poesía y la prosa, el conjuro y los himnos», trata de forma descarnada el masoquismo, la violencia sexual, la desigualdad entre los sexos y el machismo en un mundo sin piedad en el que el lector se confronta con escenas muy difíciles de digerir que serían insoportables sin las dosis de ironía que caracterizan sus relatos. Ha traducido a autores como Pynchon, Feydeau, Labiche y Marlowe. Pero esta mujer no acudirá a Estocolmo a recoger el premio. La razón: afirma padecer fobia social. Pese a asegurar sentirse sorprendida y honrada con el galardón, también manifestó su temor de que el premio pueda cambiar su vida. "No me siento capacitada para ser lanzada al público; me siento amenazada". Añadió que en los próximos días su intención era desaparecer para huir del interés que suscita por el premio. Tampoco quiere recibir ningún tipo de homenaje oficial.