La marcha zapatista acerca la paz a Chiapas
Por David Hurtado2 min
Internacional31-03-2001
La marcha que inició el 23 de febrero el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y que le llevó a través de 3.000 kilómetros y 11 estados hasta Cuidad de México ha acabado con éxito. Marcos ha manifestado que se va "con las manos llenas" y Fox considera reanudadas las negociaciones que se suspendieron en 1996.
Todo comenzó el 23 de febrero cuando la cúpula de comandantes del EZLN partió de la selva Lacandona con destino a la población de San Cristóbal de las Casas. El inicio de la marcha, denominada por los zapatistas como Marcha por la Dignidad Indígena, estaba envuelta en un ambiente no demasiado propicio. En esos primeros días tanto el Gobierno como los zapatistas cruzaban acusaciones sobre la responsabilidad de haber paralizado unas negociaciones que parecían empezar a tomar cuerpo a principios de año. El éxito de la marcha zapatista se iba corroborando día a día y pueblo tras pueblo. Por allí por donde pasaba la caravana encabezada por el subcomandante Marcos había aclamaciones por parte de los centenares de personas que acudían a los actos programados por el EZLN. Unos actos que se convertían en una declaración pública de los tres objetivos principales de la marcha: la retirada completa de Chiapas del Ejército de México, la liberación de todos los presos zapatistas y la aprobación del Proyecto de Ley sobre los derechos de los indígenas, elaborado por el propio EZLN. Conforme avanzaba la marcha zapatista el Gobierno mexicano y, en especial, su presidente, Vicente Fox, se iban mostrando más receptivos a las peticiones de los insurgentes. Fox manifestó no tener problema con las dos primeras peticiones e indicó que había comenzado a hacer trámites para desarrollarlas. Sin embargo, el problema se centraba en la ley indígena. Para muchos diputados del Congreso mexicano, la ley, tal y como estaba redactada, podía traer consigo problemas de independentismo, conflictos sobre la posesión de tierras o incompatibilidades jurisdiccionales entre las autoridades indígenas y las federales. Por ello se pretende la modificación de algunos puntos, algo a lo que Marcos finalmente ha accedido siempre que no se desvirtúe el espíritu del texto. El EZLN abandona Ciudad de México satisfecho. Tras las negativas iniciales consiguió dejar oír su voz en el Congreso y explicar así su proyecto de futuro. Tanto Fox como Marcos parecen ahora más dispuestos a entenderse para buscar el bien de la comunidad indígena de México y poner fin a siete años de lucha armada.