LA RÉPLICA
Alonso sigue ¬creciendo¬
Por Roberto J. Madrigal3 min
Deportes10-10-2004
Parece sencillo, pero llegar a disputar 50 Grandes Premios en el circo de la Fórmula 1 es muy complicado. Que se lo pregunten a los pilotos que no llegan a terminar el Mundial con sus equipos, como les ha sucedido esta misma temporada al brasileño de Toyota Cristiano da Matta y al propio compañero de Fernando Alonso, Jarno Trulli... El asturiano lo ha conseguido en sólo tres temporadas -la de 2002 la pasó como probador y no compitió-: ha tenido la fortuna de no sufrir lesiones ni accidentes graves, desde luego, pero siempre ha contado con la confianza ciega de Flavio Briatore, su mentor -después de Adrián Campos-, que no ha dudado en alabar sus virtudes públicamente desde que lo fichó. El esfuerzo -una de las imágenes que resumen su carrera es el Gran Premio de Malasia de 2003, en el que consiguió su primer podio a pesar de terminar con una paliza en el cuerpo-, a pesar de los infortunios de las averías, se ha ido traduciendo en resultados: Alonso es un asiduo en el arte de puntuar. Al margen de las típicas declaraciones, de los resúmenes de los hitos que ha conseguido desde que debutó con Minardi en 2001 -realmente habría que considerar aquella temporada como un aprendizaje y contar los resultados que ha conseguido en Renault-, el peso de los logros de Alonso se mide en comparación con sus rivales y con otros pilotos que han marcado la pauta de la Fórmula 1. Alonso gana en que es el piloto más joven de la historia en haber conseguido el mejor tiempo en unos entrenamientos -la pole position-, la vuelta rápida de una carrera y en ganar un Gran Premio, el de Hungría de 2003. Además, se ha subido en ocho ocasiones al podio: además de su victoria, ha sido segundo dos veces y tercero en otras cinco ocasiones, y ha conseguido 105 puntos. Pero su currículum no es el mejor: Michael Schumacher había conseguido 26 podios, diez victorias y 195 puntos; Juan Pablo Montoya 20 podios, tres victorias y 163 puntos. Incluso el finlandés Kimi Raikkönen, que corrió su primera temporada en Sauber y no consiguió podios, acumula 14 podios, una victoria y 124 puntos en el Mundial. Éstos son datos que ponen en su sitio el potencial de Alonso y de Renault. Pero la frontera del medio centenar arroja además la perspectiva de mirar hacia el futuro: Alonso y Renault deben mejorar para conseguir victorias con más asiduidad, en lugar de aspirar sólo al podio. Aun así, ciertamente, se antoja un objetivo complicado, en vista del dominio aplastante de Ferrari en las últimas temporadas y de la progresión de McLaren y BAR-Honda en la actual: pero con el Gran Premio número cien en el horizonte -es decir, a otras tres o cuatro temporadas vista-, sería un sorpresón que el que ya es mejor piloto español de todos los tiempos fuera campeón del mundo para entonces. La sospecha de que al Renault le cuesta más progresar que a otros bólidos, sin embargo, queda compensada por la capacidad del equipo que dirige el camaleón Briatore -uno de los verdaderos gurús en esto de la Fórmula 1- para adaptarse rápidamente a los cambios de reglamento -el más inmediato, la reducción de cilindrada y potencia de los motores, amén de reducir la carga aerodinámica para disminuir la velocidad- y sacar tajada. Parece, más bien, que mientras no cambie el panorama -la experiencia asegura que lo hará- Alonso puede aprovechar para sacar botín al comienzo de la temporada y, con un poco de suerte, seguir sumando puntos después. Otra cosa es que consiga administrar una ventaja suficiente para convertirse en campeón: pero que nadie piense, desde luego, que Alonso se va a pasear en el Mundial. Ésos han sido, o son aún, los tiempos de Michael Schumacher: un piloto distinto que marcará una época.