CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Descubrir y volver
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión05-09-2004
Érase una vez, hace mucho tiempo, en la vieja Inglaterra, que un marino y aventurero inglés “erró levemente su ruta y descubrió Inglaterra creyendo haber descubierto una nueva isla en los mares del sur”. Quizá muchos piensen que se sintió muy tonto aquel inglés que “llegó a tierra (armado hasta los dientes y hablando por señas) para plantar la bandera inglesa sobre aquel templo bárbaro que resultó ser el Pabellón de Brighton”. Sin embargo... dicha tontura sólo cabe en quien viva ese acontecimiento desde fuera. El protagonista debió experimentar una de las más bellas sensaciones otorgadas al hombre. “¿Cómo es posible que el mundo nos asombre y al mismo tiempo nos hallemos como en nuestra casa?”, pregunta Chesterton a raíz de esta anécdota. Éste es el hombre. Ese animal extraño que, cuanto más mira el mundo de siempre, más se asombra de él; y cuanto más se asombra, más se siente en su hogar. El mar, la arena, las palmeras, los tucanes, las panteras... todo el ecosistema aparece perfectamente engarzado y todas las criaturas laboran en su eterno retorno de lo idéntico... excepto el hombre. Para él no hay dos primaveras iguales, no hay dos vacaciones iguales, no hay dos retornos al trabajo idénticos. Vuelve a lo de siempre... vuelve como nunca: más viejo, más sabio, más preparado... o eso intenta. En el cambio permanente y sin reglas el hombre hace perpetua su lucha y no puede fundar un hogar. La rutina monótona e idéntica le deja sobrevivir, le protege del frío de las ausencias dolorosas y del ardor de las presencias desafortunadas. Pero sobrevivir no es vivir. Sólo el reconocer, reencontrarse, reenamorarse, redescubrirse le permiten al hombre sentar los pilares de su existencia feliz. Sólo el asombrarse de aquello que le hace sentirse como en casa funda el fuego del hogar humano. Volver, volver cambiado tras el viaje. Cada septiembre, cada mañana, cada minuto. Volver y asombrarse es fundar hogar. Acaban las vacaciones, volvemos... ¿a dónde queremos volver?