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IRAQ

Al Sistani controla la insurrección de Al Sadr

Fotografía

Por Salva Martínez MásTiempo de lectura2 min
Internacional05-09-2004

Han pasado más de dos fines de semana desde se firmara un acuerdo que paraliza los combates entre los seguidores de Al Sadr y las fuerzas del orden iraquíes -evidentemente apoyadas por las tropas de EE.UU.- Este acuerdo no resulta de la superioridad militar estadounidense, ni del esfuerzo negociador del premier iraquí, sino de la mediación del ayatolá Ali Al Sistani.

La reunión gracias a la cual la insurrección de Moqtada Al Sadr dejó de amenazar la ya de por sí inestable realidad iraquí tuvo lugar la noche del último jueves de agosto. En la cita se vieron cara a cara dos hombres claves para el chíismo en Iraq: el ayatolá iraquí, Alí Al Sistani y Moqtada Al Sadr, el líder del autodenominado ejército de Mahdi, los rebeldes que han plantado cara a las fuerzas del orden iraquíes a pesar del apoyo militar estadounidense en todo el país y especialmente en Nayaf, ciudad santa para el chiísmo. Nayaf vivió violentos combates desde el pasado 5 de agosto. Casi desde ese día la ciudad quedó cercada por estadounidenses y las fuerzas del orden de Iraq. La situación pareció eternizarse hasta que Alí Al Sistani se personó en Nayaf para negociar una salida al aislamiento militar que se impuso a la ciudad. Al Sistani, que es la máxima autoridad para el chiísmo en Iraq, llegó con un plan de paz bajo el brazo. Y en una noche hubo acuerdo. El último viernes de agosto los altavoces del mausoleo de Alí -un lugar de peregrinación chií utilizado para albergar insurgentes- lanzaban al cielo: “Moqtada Al Sadr pide a sus seguidores que depongan sus armas”. Tras el mes de agosto, en la cuidad falta el agua, los daños en el tendido eléctrico de la ciudad no garantizan en absoluto cualquier uso de la corriente eléctrica y los precios de los alimentos se han disparado hasta en un 200 por ciento. “La única cosa que funciona con normalidad son las mezquitas y los altavoces que avisan de la llegada de los tanques estadounidenses”, dijo un habitante de la cuidad santa esta semana pasada. Aunque el aislamiento al que fue sometida la ciudad dejó peores consecuencias. Como mecanismo de defensa contra las tropas estadounidenses e iraquíes, los rebeldes plagaron con minas y explosivos artesanales toda la ciudad. La vuelta al colegio de los niños en Nayaf se ha retrasado por temor a que éstos encuentren artefactos que puedan explotar. Esto le pasó a un muchacho hace unos días.

Fotografía de Salva Martínez Más