Continúan las comparecencias de los soldados acusados por las torturas
Por Isabel A. Vega 2 min
Internacional05-09-2004
La publicación de una serie de fotografías tomadas en el interior de la prisión bagdadí de Abu Ghraib evidenciaron la pasada primavera la práctica que algunos soldados estadounidenses llevaban a cabo desde julio del año anterior: la tortura física y psicológica de los prisioneros.
Una de las imágenes más dramáticas que mostraron al mundo la realidad de los maltratos a prisioneros en la cárcel de Abu Ghraib, fue la de la soldado norteamericana Lynndie England. Se trataba de una instantánea en la que la joven militar arrastraba a un preso iraquí por el cuello utilizando una soga. El prisionero estaba desnudo. Iniciado ya el proceso judicial contra la soldado de 21 años de edad, la juez militar a cargo de la instrucción ha decretado que los prisioneros iraquíes no serán citados a declarar en el juicio, que tendrá como fin determinar si England será ajusticiada por una corte marcial, que podría condenarla a no más de 38 años de prisión. Se le acusa de 19 cargos relacionados con la práctica de abusos por iniciativa propia, aunque su defensa mantiene que la soldado obedecía órdenes. Para demostrarlo, se ha llamado a declarar al sargento Kenneth Davis, que mantiene que ciertos oficiales de inteligencia militar propiciaron y dirigieron el abuso a los prisioneros. De momento, además de England, cinco soldados de la Policía Militar han sido acusados directamente, aunque son 27 los oficiales implicados en el escándalo, según el informe de investigación que elaboró el Ejército estadounidense. Dicho informe ha sido muy criticado por la Organización Internacional de defensa de los Derechos Humanos, por considerar que desvía la atención lejos de la responsabilidad real de lo ocurrido en Abu Ghraib, que debería recaer directamente sobre el Secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld. El texto revela prácticas sádicas contra adolescentes iraquíes dentro de los muros de la prisión, donde se les azuzaba utilizando perros hasta que los menores se orinaban encima por el miedo. Además, ha descubierto la ocultación deliberada de prisioneros a las organizaciones humanitarias, presos en su mayoría menores de 21 años, cuya estancia en la prisión no había sido puesta en conocimiento de ninguna de las ONG que velan por los derechos de los reclusos. Respecto a la implicación de las altas esferas militares en la práctica de abusos durante los interrogatorios, nada se explicita en el informe, que señala como causa de lo ocurrido “la mala conducta, desde lo inhumano a lo sádico, de un pequeño grupo de soldados y civiles de moral corrupta, la falta de disciplina de una parte de los líderes y soldados y la carencia de liderazgo” del alto mando destinado en Iraq. Las comparecencias de los seis acusados ante la juez que investiga el caso continuarán sucediéndose en la base militar estadounidense de Mannheim, en Alemania, hasta decidir si debe emprenderse o no un proceso judicial. Éste podría tener lugar en Iraq, pero no será hasta finales de octubre cuando se conozcan los nombres de quienes habrán de sentarse en el banquillo.