Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

EL REDCUADRO

Jornadas históricas

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión20-03-2004

A ver si de verdad es tranquilo el cambio, porque no sé si a usted le pasa como a mí: que ya estoy harto de vivir jornadas históricas. Ni una jornada histórica más, por favor. Tengo completo el cupo de jornadas históricas. En el disco duro de mi memoria no puedo archivar ni una sola jornada histórica más. He mirado con los cinco sentidos y escuchado atentamente todas las declaraciones de Zapatero y he leído con lupa sus palabras en los periódicos, pero no he encontrado hasta ahora en el futuro presidente del Gobierno del Reino de España la frase que espero que diga pronto: "Quiero hacer de España un país aburrido, donde no haya más jornadas históricas". En la carta de los derechos humanos debería figurar este primordial principio democrático: "Todos los ciudadanos tienen derecho a vivir en un país aburrido, donde las cosas funcionen normalmente, donde no haya cada día un sobresalto y donde ninguna de las de su vida sea una jornada histórica". Decimos que España es una democracia consolidada, pero seguimos apareciendo en las primeras páginas de la prensa mundial como un raro país castizo y exótico, con flamencos y con fibra óptica, con paella y con MacDonnald, con el toro de Osborne y con la ropa de Zara, donde cada dos por tres hay que celebrar o que lamentar una jornada histórica. En dos semanas hemos vivido dos jornadas históricas, el 11-M y el 14-M, y eso es demasiado para el cuerpo. Eso no hay cuerpo que lo resista. Los americanos, sin ir más lejos, tras el 11-S no tuvieron un 14-S, porque aquello es un país aburrido. Donde si se produce la normal, lógica, higiénica y deseable alternancia en el poder, se considera lo más normal del mundo, y no otra catástrofe más o el premio gordo de la primitiva, según se mire. Aspiro sencillamente a vivir en una nación donde los populares pierdan y sus militantes y simpatizantes no entren en la más profunda de las depresiones, porque tengan en cuenta que el poder es como un yogur de mijitas, con el código de barras de la ideología, pero también con fecha de caducidad. Estaban convencidos de que no podían perder. Aspiro a vivir sencillamente en una nación donde los socialistas ganen y no pongan esa cara de sorpresa como si les hubieran tocado los 14 aciertos del 14-M, con el pleno al 15 del 42 por ciento de los votos. Estaban convencidos de que era muy difícil que ganaran. Y aspiro a vivir en una nación donde al producirse la legítima alternancia en el poder no digan los titulares de los periódicos: "Vuelco histórico". Vamos, como si se hubiera estrellado un camión de naranjas y desparramado la mercancía. Quiero una España donde nunca más tengamos que echarnos a la calle para manifestarnos contra nada. Una nación tan aburrida y con tan pocas jornadas históricas como Suecia o Suiza. Y donde nunca más cojamos por la mañana el periódico y ponga: "España vivió ayer una jornada histórica". Basta ya de jornadas históricas.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor