ANÁLISIS DE LA SEMANA
El gusano del anzuelo
Por Amalia Casado2 min
España04-01-2004
Si yo fuera dirigente del partido socialista me moriría de la vergüenza anunciando a bombo y platillo que renuevo a los número uno del 60 por ciento de mis candidaturas e intento que esos puestos sean como la oferta de las Navidades: envueltos en una caja con un gran lazo de colores brillantes y con cartas de presentación como Almudena Grandes o Asumpta Serna, pero absolutamente vacía de respeto hacia el ciudadano. Y no es porque las señoras Grandes y Serna lo sean, porque su valía profesional y respeto a los ciudadanos no los pongo en duda, sino porque, en otro nivel, se estaría reproduciendo lo de Maria Teresa Sáez: disculpen, pero hemos llegado a la conclusión, después de la crisis en la Asamblea de Madrid, que personas incapaces de expresarse, de tener ideas propias, de defenderse ante vejaciones e insultos con contundencia y argumentos no son las personas que deberían estar en el Congreso de los diputados. Pero personas capaces de hacerlo, como seguro son Almudena Grandes y Asumpta Serna, tampoco lo son si no es iniciativa suya el incorporarse durante un tiempo a la vida pública, con lo que ello supone de preparación previa. Creo que tanto las cabeza de lista como las restantes personas que integran una candidatura electoral deben ser, ante todo, personas con vocación política, con vocación de servicio, dispuestas a dedicar su vida durante un tiempo a construir un mundo mejor, con conocimientos para ello –fundamental-, preparadas para trabajar al servicio de los demás y no en busca del lucro y enriquecimiento personal. Eso, como mínimo. Sin embargo, el PSOE se atreve a decir que su proceso de renovación de listas es ejemplar: ¿Desde cuándo es ejemplar contribuir a hacer de la política un triste espectáculo, donde se convierte a profesionales de la talla de Serna y Grandes simples objetos de consumo? Es una vergüenza la falta de coherencia y honradez intelectual en el Partido Socialista, criticando aquí y allá que la política se convierte en un marcado de votos al tiempo que, como siempre y siempre por debajo, comportándose como auténticos fenicios dispuestos a vender su alma al diablo. Ya está bien. Serna y Grandes han rechazado: y es que ya saben lo que pasa con el gusano que se engancha en el anzuelo.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo