SIRIA
Bush acusa a Siria de ocultar armas químicas y exige su cooperación
Por Txema García3 min
Internacional20-04-2003
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, acusó la semana pasada a Siria de ocultar armas químicas de destrucción masiva y exigió cooperación del régimen de Damasco para evitar otra guerra.
“Creemos que hay armas químicas en Siria”, aseveró el dirigente estadounidense quien evitó aclarar si este país será el próximo objetivo militar del Pentágono ya que “cada situación requiere de una respuesta diferente”. En este sentido, señaló: “Siria tiene que cooperar con EE.UU. y nuestros socios de la coalición, no acoger a baazistas (miembros o dirigentes del partido de Sadam Husein), ni a oficiales militares ni a gente que debe rendir cuentas”. Horas antes era el propio secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, quien se pronunciaba en este sentido y aseguraba que “no hay duda” de que varios dirigentes iraquíes “han huido a Siria”. “Realmente esperamos que Siria no se convierta en un paraíso para los criminales de guerra y los terroristas”, advirtió Rumsfeld, quien señaló a los “combatientes extranjeros fanáticos” como la principal preocupación militar de la Casa Blanca y precisó que muchos de ellos llegaron a Iraq procedentes de Siria. El secretario de Defensa finalmente acusó al Ejecutivo sirio de facilitar equipos militares al Gobierno de Bagdad, una circunstancia que “hay que tener presente”, dijo. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se sumó a la ofensiva dialéctica de Washington y señaló que Damasco no debe convertirse en un “paraíso” para los colaboradores de Sadam Husein que tratan de huir de Iraq. A este respecto, el jefe de la diplomacia estadounidense manifestó que la Casa Blanca estudia “posibles medidas económicas y diplomáticas” contra Siria por permitir el refugio de líderes iraquíes en su territorio. Precisamente Powell planea realizar un viaje a Siria “con el motivo de conversar de forma franca y clara con el presidente sirio, Basar al Assad, y el resto del Gabinete de Damasco”, según informó el Departamento de Estado la semana pasada. La fecha de la visita todavía no se ha fijado, aunque es seguro que se producirá dentro de una gira más amplia por Oriente Próximo. Dos de los aliados de EE.UU. contra Iraq, Reino Unido y España, aseguraron que Siria no es el próximo objetivo militar de EE.UU. El primer ministro británico, Tony Blair, negó tajantemente que exista cualquier plan para atacar a este país, aunque desde Londres se reconoció que el Gobierno sirio “tendrá que contestar a preguntas importantes”. Mientras, el presidente español, José María Aznar, se comprometió -a petición de su homólogo estadounidense- a mediar con Siria para que no acoja fieles a Sadam Husein. El dirigente interpretó las palabras de Washington como una mera “advertencia” al Gobierno de Basar Al Assad y afirmó que no le consta que este país almacene armamento de destrucción masiva. “Siria es un país amigo, lo va a seguir siendo y no es objetivo para nadie”, aseveró Aznar. Por su parte, el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faruk al Chara, aseguró que Damasco no permitirá ninguna inspección, a pesar de las acusaciones de Washington. “Siria contribuirá únicamente con sus hermanos (árabes) y los países del mundo entero a transformar Oriente Próximo en una región exenta de todas las armas de destrucción masiva, químicas, biológicas y nucleares”, sentenció. Con estas palabras se refería a la propuesta lanzada por el país árabe para que la ONU se encargue de eliminar los arsenales de destrucción masiva de todo Oriente Próximo, incluido Israel.