CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Cencerros de guerra
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión09-03-2003
“Suenan tambores de guerra”, dice la expresión popular. Hoy día la guerra se anuncia en periódicos, radios y televisiones. Ni en los tambores, ni en las campanas de los pueblos, ni en los parlamentos -donde se buscan resquicios legales para llamar a la guerra de otra manera-. Más que tambores y campanas hoy suenan cencerros. Los de las ovejas de los infinitos bandos que, cual ríos de interés marcado, desembocan en dos únicos cauces, dos únicas posturas, como si la crisis de Irak fuera un dilema donde forzosamente hubiera que decidir entre dos únicas soluciones. Llama la atención que ambos cauces planteen dilemas distintos, con lo que escuchando a las partes las soluciones parecen cuatro. Es más: si atendemos a los diversos dilemas planteados desde el comienzo de la crisis veremos que ambos cauces han cambiado sus formulaciones a golpe de sondeo de la Opinión Pública -con mayúsculas, para algunos, desde la primera manifestación supuestamente global-. Total: me salen una docena de falsos dilemas sobre la misma crisis y en el mismo sentido; desde los económicos hasta los pragmáticos. Es decir, me sale un sinsentido. Un juego de demagogias e intereses para esconder la verdad. Pero eso no parece afectar a los cerriles que hacen sonar sus cencerros desde uno u otro cauce sin plantear un solo sonido cargado de bondad, verdad y sentido, sin pronunciar una verdadera palabra. Llevo semanas publicando artículos sobre la crisis y de ambos bandos me llueven críticas y reproches sobre argumentos que no he mentado, sobre posturas que no he defendido y sobre afirmaciones que nunca puse en mi boca. “La política te pierde”, me dijo un buen amigo. No sé si me pierde a mí, a los demás o a todos, pero tengo la sensación de que poca política se ha discutido y sí se ha extendido mucho cencerro de partidismos y tópicos. Es muy bueno discutir en política, pero se ha berreado, pocos han discutido. Nostálgico, recuerdo: Hagamos un trato.