La UE no tiene una postura común ante el conflicto iraquí
Por Carmen Rosa Fernández2 min
Internacional09-02-2003
Alemania, Francia y Bélgica mantienen su postura contraria a la guerra tras la intervención de Bush. Mientras, 10 países de Europa del Este se alinean junto a Bush.
La Unión Europea se enfrenta a la mayor división de opiniones de su historia con posturas muy diversas ante el conflicto iraquí. La comparecencia de Colin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU no ha hecho sino aumentar las distancias ya creadas entre los miembros partidarios del ataque y los que lo rechazan contundentemente por considerarlo totalmente desproporcionado. Las pruebas ofrecidas por Powell demostrando supuestamente la posesión de Irak de armas químicas no parece haber convencido a los tres principales opositores a la guerra, Alemania, Bélgica y Francia, que mantienen su postura antibélica y reivindican la vía diplomática como solución del conflicto. El presidente francés, Jaques Chirac, insistió a Bush de que se puede desarmar a Sadam sin necesidad de entrar en guerra, algo que secunda el canciller alemán, Gerhard Schröder. El denominado "Club de los Ocho" con Reino Unido, España, Dinamarca, Portugal, Hungría, República Checa y Polonia, se alineó con EE.UU. ante la sorpresa de Berlín y París que ven cómo cada día crece su aislamiento del resto de Europa. Otra sorpresa dentro de este conglomerado de opiniones fue la declaración de 10 países ex comunistas del este, el Grupo de Vilnius, de su respaldo total a la iniciativa estadounidense contra Irak. Todos estos países son aspirantes a entrar en la UE y su llamamiento supone otro obstáculo más para que Europa pueda hablar con una sola voz en esta crisis. El resto de países europeos se mantienen a la espera de las informaciones definitivas que los inspectores de la ONU en Irak enviarán el próximo 14 de febrero. Por su parte, el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana, hizo un último intento por salvar el consenso y afirmó que toda la UE defiende la decisión que tome el Consejo de Seguridad como última palabra en el conflicto. Mientras, en Bruselas gana adeptos la tesis del interés estadounidense en romper la unidad de Europa.