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ANÁLISIS DE LA SEMANA

La guerra gana

Fotografía

Por Raquel GonzálezTiempo de lectura2 min
Economía27-01-2003

La sombra de la guerra ha anulado cualquier atisbo de planteamiento económico que resuelva la compleja situación que se vive a lo largo y ancho de la economía mundial. El Foro Económico Mundial, ese que se celebra en Davos cada año, ha tenido unos claros protagonistas, Bush y su guerra contra Irak, que por mucha investigación y mediación de la ONU, va a acabar celebrándose dentro de no mucho tiempo. ¿Era ese el lugar indicado para hablar de este tema? Sin duda no, porque se trata de un Foro Económico y no político, pero bueno, así lo han querido. Mientras, en Brasil, la conciencia del capitalismo se reunía por tercer año consecutivo para plantear una alternativa viable a la política económica neoliberalista que se lleva hoy en día. Dan ideas muy válidas y sobre todo muy humanas, algo que en el mundo capitalista parece escasear. Aseguran que Otro mundo es posible y hay que creerlo, y no sólo eso, también hay que actuar para que así sea. Algunos han sido los protagonistas de ambos foros este año. Luis Ignacio Lula da Silva, por ejemplo, que ha hecho doblete y ha ido a ambos encuentros. Primero estuvo en Porto Alegre y aseguró que llevaría a Davos el sentir de toda la gente que se ha reunido en el Foro Social Mundial. Su vecino, el argentino Eduardo Duhalde, tan solo se ha pasado por Suiza y allí se ha felicitado, de nuevo, por el acuerdo alcanzado entre su país y el Fondo Monetario Internacional. Además, ya están cumpliendo con algunos pagos. A pesar de la futura guerra, más cosas relacionadas con la economía han seguido ocurriendo estos días. En el entorno de la Unión Europea, la Reforma Agraria y el control sobre la evasión de impuestos. Ninguna de las dos convence a los 15. La primera no convence, entre otros a España, porque supondrá un recorte traumático de las ayudas al campo español. La segunda no convence, entre otros a Suiza, porque supondrá un recorte traumático de los fondos de dinero que los ricos del mundo esconden en sus bancos para eludir impuestos.

Fotografía de Raquel González