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Porto Alegre y Davos, dos historias enfrentadas

Por Raquel G. VidalTiempo de lectura2 min
Economía26-01-2003

Los foros de Davos y Porto Alegre tienen mucho que ver pero a la vez son radicalmente distintos. Uno nace con los años setenta y el otro con el 2000, aunque la creación de éste último venía planteándose ya desde hace muchos años, en protesta por esa reunión que se celebraba año tras año en la lujosa estación de esquí suiza de Davos.

En la reunión de Suiza se concentran “empresarios, políticos, intelectuales y otros líderes de la sociedad preocupados por mejorar el mundo”, según se asegura desde el propio Foro Económico Mundial (versus Davos). El creador de tal evento fue, allá por 1970, el profesor Klaus Schwab, especialista en administración de empresas. Se trataba de reunir anualmente a los líderes económicos europeos, con el objetivo de incentivar la industria del continente. Con el tiempo, las reuniones se abrieron a los líderes de otros continentes. Pero los encuentros del Foro Económico Mundial han conllevado numerosas protestas antiglobalización. Las críticas más repetitivas giran en torno a que esas reuniones son elitistas, cerradas y ajenas a la realidad mundial. Se asegura que los temas de debate en Davos se centran en el ritmo del crecimiento de la economía mundial, los ciclos expansivos, las recesiones y la potenciación del neoliberalismo, dejando de lado la problemática de las desigualdades sociales, la pobreza extrema que sufren algunos países y los muertos de hambre que no cesan. Estas protestas hicieron que en el Foro Económico Mundial se admitiese la participación de representantes de organizaciones no gubernamentales con un espíritu más crítico. Pero esto no se ha considerado suficiente y ha sido definido como un simple lavado de cara. Por eso aparece el Foro de Porto Alegre, que es en realidad la suma de muchos AntiDavos que se celebraban en distintas partes del mundo para protestar por todo lo que acontecía en mitad de los Alpes suizos. El Foro de Porto Alegre, también llamado Foro Social Mundial, se celebra desde el año 2001. Se lleva a cabo en las mismas fechas que el de Davos, pero persigue fines diametralmente opuestos. Se trata de dar voz a los damnificados por el actual sistema económico mundial, de lanzar una voz de esperanza y asegurar que otro mundo es posible. Un mundo sin desigualdades, que sea justo y que reparta equitativamente sus frutos. Una serie de 15 principios se centra en regular este Foro y en dejar muy claro lo que se persigue con esta resistencia al capitalismo. Una resistencia que este año ha abanderado el presidente de Brasil Luis Ignacio Lula da Silva, que además de prometer persigue dar ejemplo y ha conseguido despertar la ilusión de muchos ciudadanos que habían perdido por completo la esperanza en una vida mejor.

Fotografía de Raquel G. Vidal