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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Por los fumadores

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión19-01-2003

“Hace 15 años que en España se estableció la prevalencia del derecho de los no fumadores frente a los fumadores”. Así arranca una información dominguera de El País sobre el nuevo “Plan Antitabaco” -reza el antetítulo-. La frase tal y como está construida parece que en España se defiende el derecho del no fumador frente a la persona del fumador. Sea o no esa una construcción tendenciosa, aunque la frase pretendiera enfrentar dos derechos -el del fumador y el del no fumador- no dejaría de tergiversar la realidad. Porque la realidad es que las campañas antitabaco son antitabaco, no antifumadores. Es normal que el fumador se sienta atacado y vea su libertad restringida con las leyes que impiden fumar en lugares públicos. Se sienten tan atacados como el adolescente castigado sin salir por haber faltado a clase, el toxicómano a quien no de dejan consumir coca o el diabético al que le restringen el azúcar. Todos hemos tenido adicciones restringidas por padres, médicos o leyes. Hoy, por ejemplo, cuántos adictos hay al trabajo, al consumo, al culto al cuerpo; pero no hay leyes que les protejan a ellos, sólo hay leyes para los fumadores. Insisto, veo normal que el fumador se sienta atacado; otra cosa, y muy distinta, es que ésa sea la realidad, porque la realidad es más bien lo contrario: las leyes antitabaco están para protegerle. Todas sus excusas -“si de verdad fueran leyes por nuestro bien, lo que habría que hacer sería...”- son coartadas de humo canceroso inconsistentes ante una mirada atenta. Visto con claridad y sin humos, el fumador debería estar agradecido, porque es un adicto privilegiado. Algunos fumadores se creen en el derecho de seguir fumando: “Ya sé que es malo, pero dejadme que haga lo que quiera con mi vida”. Es la excusa del suicida. No sólo olvidan que su tabaco contamina a las personas de su entorno, también que sobrevivir y cuidarse es una irrenunciable obligación. Muchas veces el bien que nos es impuesto nos parece un mal. Será que somos niños o, como intuye Kant, que no somos ángeles. Pero ya que al fumador le fracasa su voluntad, al menos, que no lo haga su entendimiento: la ley no es contra, es por el fumador.

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach