CONCURSO DE BELLEZA
Después de numerosos altercados ¬Miss Mundo¬ se marcha a Londres
Por Fernando Cancio Mastínez
1 min
Sociedad25-11-2002
Un artículo en un periódico fue el detonante de numerosos actos vandálicos, todos ellos marcados por el certamen Miss Mundo 2002, que este año se iba a celebrar en Nigeria. Esto y la negativa de varias misses a presentarse por el caso de la nigeriana condenada a lapidación, Amina Lawal, han obligado a los organizadores a cambiar de país el concurso que ahora se celebrará en Londres.
Sobre Amina Lawal se sabe en la actualidad más bien poco. No está en su pueblo natal, Kurami y, según su abogado, se encuentra bien, protegida de los integristas islámicos. La ley islámica, la sharia mandó que se ejecutase a pedradas a Amina por haber mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio. Ahora se espera que se acepte el recurso de apelación, presentado ante el Tribunal Supremo Federal en el que no rige la sharia y que es posible se resuelva pasado el Ramadán. En cuanto al concurso Miss Mundo 2002, está prevista su celebración para el 7 de diciembre. Según el director del certamen en Nigeria, Guy Murray-Bruce, "lo que ha ocurrido es una vergüenza". Todo comenzó cuando en un artículo se decía que "Mahoma hubiese elegido mujer entre las candidatas". Se caldeó el ambiente y la gente salió a la calle enfurecida. Los musulmanes atacaron a los cristianos y viceversa y el resultado fue de 200 muertos y más de 600 heridos. Por otro lado, la periodista nigeriana que escribió la noticia abandonó el país ya que fue condenada a muerte. Pero Amina no es la única persona que podría morir lapidada, es decir, deshonrosamente. Los varones Mallam Ado Baranda, de 54 años, y Yunsa Rafin Chiyawa, también podrán ser ejecutados a pedradas. El primero, por violar a una niña de nueve años. El segundo, por acostarse con la esposa de un amigo. La misma suerte está pendiente para Ahmadu Ibrahim y Fátima Usman, de 32 años, condenados por adulterio. Es posible que sean acciones dignas de un castigo pero las leyes, por mucha costumbre que sea, no deberían matar a pedradas a los autores de un delito.