EL REDCUADRO
Rey en guayabera
Por Antonio Burgos3 min
Opinión18-11-2002
Unos guasones de la Cuna de la Libertad han creado la Real Orden Gaditana de la Guayabera (ROGG) con el fin absolutamente académico de dar esplendor a la prenda hispana de etiqueta veraniega por excelencia, así como para fijar su estricta observancia en tejidos de lino o hilo, pliegues, bolsillos, botones de nácar y bordados. Lucen con orgullo estos ciudadanos el tropical blusón que rima con danzón y con son, en solemnidades y actos públicos del verano, por aquello de que Cádiz es La Habana con más parados y con la odiosa obligatoriedad social de tener que ir de chaqueta y corbata en las calurosas tardes de verano con levante en calma. Los miembros de la Real Orden Gaditana de la Guayabera defienden el cubano origen de la por ello también llamada cubana, y hasta aportan bibliografía sobre su creación en el pueblo de Sancti Spiritu, donde la cantan con aquellos versos del son montuno: "Y la llaman guayabera / por su nombre tan sencillo / por llenarse los bolsillos / con guayabas cotorreras". Siento que años y años de trabajo de los guayaberos gaditanos hayan sido tirados por tierra en la última Cumbre Iberoamericana de Punta Cana. Soy escéptico en materia de cumbres iberoamericanas. Las veo como la nueva versión de los antiguos Juegos Florales de la Hispanidad que solía organizar el padre de los Panero desde el Instituto de Cultura Hispánica. De poco valen estas cumbres, como no sean para el "foto finish" de la llegada al habitual retrato de familia de presidentes y jefes de gobierno. Esa foto me parece siempre el acto final de esos juegos florales, donde de un momento a otro va a llegar el mulatón Gastón Baquero para recibir la flor natural. No puede tomarse en serio una cumbre cuyo único interés radica en saber si Fidel Castro está o se le espera. Por más que nos empeñemos, y bien que nos gustaría, no podemos darle a nuestro Rey una Commonwelath de habla hispana, entre otras cosas porque ni Cuba es Australia ni Argentina es desgraciadamente el Canadá. Y este año, además, la foto en guayabera. Al Rey le sienta muy bien la guayabera. Pero es que al Rey le cae bien todo lo que se ponga, hasta cuando se viste de madelman para revistar los tanques, alquilados o no, de la División Acorazada. Lo malo es que la guayabera, por cuya normalización democrática y protocolaria tanto luchan tantos en España, se nos queda así como el uniforme de las dictaduras sudamericanas o de las inestables y corruptas democracias hispanas que están siempre a pique de un repique de cuartelazo. Yo pensaba ponerme el jueves mi guayabera en Cádiz (mi guayabera de invierno, claro, de franela y con forro polar) para asistir en aquella Real Academia de Bellas Artes al ingreso de la Duquesa de Alba. Pero viendo la foto de Punta Cana, desisto de guayabera. Por muy hispana que sea, de Punta Cana sale la imagen de la guayabera como la prenda de etiqueta de los presidentes argentinos que dejan morir de hambre a las criaturas en Tucumán mientras toman el sol en Playa Bávaro. En guayabera. Nada, nada: me quedo con el chaqué, que sigue siendo el uniforme de las democracias.
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Antonio Burgos
Columnista del diario ABC
Andaluz, sevillano y del Betis
** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor