ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
La clave está en compartir
Por Isaac Á. Calvo4 min
Internacional26-12-2016
El terrorismo islamista ha vuelto a golpear Europa y ha conmocionado a la sociedad. Todavía no se había olvidado el atentado en Niza, cuando un ataque similar sorprendió en Berlín. Fue el mismo modus operandi que en Francia y, afortunadamente, tuvo menos víctimas. Aun así, son 13 los muertos, decenas los heridos, y la sensación de que nadie está seguro y que el terrorismo puede golpear en cualquier momento y en cualquier lugar.
Matar es muy fácil y los terroristas lo demuestran constantemente. Con un simple cuchillo, bien utilizado, se puede acabar con la vida de varias personas antes de ser neutralizado. Además, como se ha visto en Niza y en Berlín, un camión es más que suficiente para causar una tragedia.
Estos ataques son muy fáciles de organizar y rápidos de ejecutar, pues ni siquiera hay que alquilar el camión, simplemente se roba uno de los muchos que hay circulando y solo hay que embestir. Prácticamente, en todas las ciudades europeas hay zonas peatonales atestadas de gente, y todavía más en Navidades.
Llama la atención que después de la matanza en Niza, las autoridades no hayan sido más previsoras a la hora de impedir o al menos dificultar ataques como el sucedido en el mercadillo de Alemania. Es verdad que cuando un terrorista quiere asesinar lo va a hacer. Si no puede con una bomba, lo hará con AK47; si no puede con un AK47, lo hará con un camión; si no puede con camión, lo hará con un cuchillo... En definitiva, y lamentablemente, lo hará de cualquier manera.
Por esta razón, es imprescindible que las autoridades se lo pongan lo más difícil posible no solo a través de la lucha policial y judicial, sino también con un análisis conjunto de la información que obtienen las fuerzas de seguridad. No hay que tener reparos en alertar a los aliados sobre posibles amenazas ni poner trabas al flujo de datos, por nimios que parezcan, ya que hay un enemigo común al que derrotar.
Compartir información entre los servicios de inteligencia es una de las claves para luchar contra este tipo de terrorismo, en el que cualquiera puede convertirse en asesino, incluyendo a los niños, porque para los terroristas de Daesh (Estado Islámico) toda persona, independientemente del sexo y de la edad, es un combatiente. Es decir, no van a tener reparos en hacer todo lo posible para usarlos con tal de golpear al enemigo donde puedan y cuando puedan. Además, los llamados lobos solitarios o las células con un numero reducido de miembros son especialmente difíciles de localizar, porque, antes de perpetrar un ataque, llevan una vida aparentemente normal en el territorio en el que nacieron o les acogió.
No cabe duda de que los terroristas han vuelto a conseguir el doble objetivo que persiguen: por un lado, atemorizar a la población y obtener los réditos que perduran en el tiempo; por otro, sembrar la división. Cuando algunos políticos utilizan el terrorismo para atacar a sus adversarios y sacar tajada, lo que están haciendo es dar alas a los criminales. Lo que se debe hacer es unir esfuerzos para conseguir derrotar al enemigo, mostrar unidad, trabajar en conjunto, teniendo claro a quién hay que derrotar y qué es lo que hay que proteger. Una vez que se alcance la victoria, ya habrá tiempo de debatir y de mostrar discrepancias para estar mejor preparados ante las nuevas amenazas que surjan en el futuro.
La lucha contra el terrorismo islamista va a ser larga y, tristemente, se sufrirá durante bastante tiempo. Por eso, a pesar de que los ataques sean indiscriminados e impactantes, la sociedad no debe vivir bajo el terror constantemente, porque precisamente eso es lo que quieren los terroristas. No hay que dejar de ir a mercadillos navideños, restaurantes, espectáculos deportivos, conciertos, a pasear por sitios concurridos... por temor a ser víctima de un atentado.
Nadie sabe cuándo le va a llegar su hora, y aunque no vaya a esos sitios y se quede recluido en casa, allí también puede ser víctima de un infarto o tener un accidente doméstico. A pesar de Berlín, de Niza y de otros casos similares, las posibilidades de morir en un acto terrorista son realmente bajas... pero, aun así, hay que reconocer que el miedo es libre y la seguridad, una sensación.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD