ANÁLISIS DE ESPAÑA
Perder era esto
Por Alejandro Requeijo3 min
España24-10-2016
Perder era esto. Cuando uno escucha a los candidatos una noche electoral parece que todos han ganado, pero la realidad luego es mucho más tozuda. Sobre todo cuando se insiste en el error. España es un país con tendencia a diluir responsabilidades y repartir culpas, pero siempre llega el final de la escapada, el momento de pagar la factura de la fiesta, ya seas Artur Mas o Pedro Sánchez. El PSOE pensó que podría pasar toda la vida disimulando su derrota, incluso gobernando ya fuese con Ciudadanos, con Podemos, con independentistas o todos a la vez. Pero al sacar la calculadora las cuentas no salían. Perder era esto y ahora el PSOE se abstendrá para que haya Gobierno consciente de que unas terceras elecciones le llevarían casi con toda seguridad a tocar un nuevo fondo histórico. Poco de heroico tiene, por tanto, una decisión que permite acabar con el bloqueo, pero que tiene sobre todo una motivación de supervivencia ante el empuje de Podemos. La votación del Comité Federal deja un partido roto en dos que difícilmente enterrará sus diferencias, no ya de aquí al debate de investidura, sino a lo largo de una legislatura que se presume corta. Dentro de poco volveremos a votar y mucho tienen que cambiar las cosas en el PSOE para no llegar con los mismos problemas y la carga añadida de haber permitido seguir gobernando al PP.
No hará falta que Podemos recuerde todos los días que Rajoy sigue en La Moncloa gracias a los socialistas porque ya se encargará medio PSOE de apelar al “Yo no” cada vez que el PP adopte una decisión impopular, aplique un recorte, o se muestre ambiguo con algún caso de corrupción. Ya sea por los intereses territoriales de cada uno, por sus propias aspiraciones dentro del partido o por la propia convicción personal, el PSOE va a ser un coro desafinado en ese intento de oposición férrea que dicen que harán a Rajoy desde el minuto siguiente a su investidura. Ya veremos, por ejemplo, con los primeros presupuestos. A estas alturas nadie puede saber hasta dónde pueden llegar las diferencias y cuánto de irreconciliables serán las diferencias en las dos familias que convivirán desde ahora en el partido.
Si hay algo que necesita el PSOE actualmente es precisamente un discurso claro, unificado y a ser posible de alternativa de Gobierno. Sus retos más inmediatos pasan por Cataluña (con el PSC y sus coqueteos con el derecho a decidir) y su relación con Podemos. El PSOE se ha terminado de despertar del sueño zapaterista y tiene que decidir qué quiere ser de mayor. Si la última cita con las urnas ya advirtieron de que Susana Díaz no es precisamente Obama, su papel en esta crisis le ha granjeado si cabe más enemigos dentro del partido, incluyendo a las bases, elemento fundamental para todo aquel que aspire a liderar el partido. La situación en la que se encuentra el PSOE tiene muchos responsables y sería injusto señalar solo a uno. Pero Susana no debe olvidar que el origen más inmediato de esta encrucijada está en los 84 escaños que cosechó Pedro Sánchez, la persona que ella aupó frente a Madina para que le guardase la silla mientras ella escogía el momento adecuado para dar el salto.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio