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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

¡Tengo una H, dame una A!

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional11-01-2016

El presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, está dando mucho de lo que hablar. Su peculiar estética y sus decisiones llaman la atención a Occidente, que, en más de una ocasión, da relevancia a asuntos banales que en otro sitio pasarían inadvertidos.

Incluso se da la circunstancia de que medios occidentales publican informaciones, pero que ni siquiera han podido confirmar debido a la opacidad y hermetismo del régimen norcoreano. Es decir, lo mismo pueden ser verdad como mera propaganda.

A pesar de ello, Kim Jong-un debe de estar contento porque genera noticias para que el mundo entero siga hablando de él. Es como si hiciera gala del dicho famoso "lo importante es que hablen de mí, aunque sea mal".

Durante los últimos días, Corea del Norte ha vuelto a irrumpir con fuerza en la actualidad, esta vez con un hecho preocupante. El régimen dice que ha probado con éxito una bomba H. Se trata de un artefacto terriblemente mortífero, mucho más potente que una bomba atómica, con un poder de destrucción sobresaliente.

La comunidad internacional recela de esa afirmación y cree que no es cierta, pero no sería descabellado pensar que Corea del Norte tenga esa bomba, ya que sí ha conseguido desarrollar armas atómicas, que son consideradas como un paso previo. A esta circunstancia se suma que el régimen está tan obsesionado con su supervivencia, que no tiene reparos en invertir en defensa, aunque su propio pueblo se muera de hambre y pase graves penurias.

No es la primera vez que Kim practica el juego de tensar y soltar la cuerda constantemente para ir consiguiendo sus objetivos, ayudas y perdurar el régimen. En este caso, la escalada militar se ha visto combinada con una propuesta de diálogo y de acercamiento hacia sus vecinos y hermanos de Corea del Sur, con los que se mantiene técnicamente en guerra desde que se produjo la división de la península coreana, hace décadas.

Desde entonces, el tiempo ha transcurrido y en la diplomacia mundial se mantiene la esperanza de que cuando muera uno de los líderes dictatoriales norcoreanos se produzca una revolución interna. De momento, no ha sido así, y el poder se mantiene hereditario y ya va por la tercera generación.

Por tanto, Corea del Norte se ha convertido en un problema recurrente para la comunidad internacional, que no logró solucionarlo a tiempo y que cada vez es más difícil de resolver, salvo que sea utilizando la fuerza. Algo que el régimen norcoreano sabe, y por eso se arma hasta los dientes, para tener una posición de fuerza y, si llega el caso, morir matando.

Ahora, la comunidad internacional y la ONU (en la que China, aliado de Corea del Norte, cuenta con derecho a veto) tendrán que hacer el paripé y mostrarse muy preocupados ante la situación creada por los ensayos armamentísticos y por la posible existencia de la bomba H. Además, se verán obligados a ir preparando algún tipo de contrapartida diplomática o económica para satisfacer las demandas del régimen norcoreano. Este, a cambio, rebajará la tensión en la zona hasta que necesite otra cosa y, entonces, vuelta a empezar.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD