ANÁLISIS DE SOCIEDAD
El billete del autobús
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad08-07-2015
En un año pueden producirse muchas sonrisas y no porque nos empeñemos en no esbozarlas la vida dejará de ser puñetera. Nos quejamos de que la gente va más a la moda del egoísmo que de la empatía y nos obcecamos en la crítica sin el perdón y en el rechazo sin la empatía.
Durante un año puede sonreirse tanto que el rostro queda esculpido con senderos de arrugas que, sin duda, no nos convertirán en los más guapos del cementerio pero sí en los más dichosos. Siempre hay motivos para agradecer. Y deberiamos hacerlo con una sonrisa.
Como el otro jueves, en el que ese señor desconocido se ofreció a pagar en billete del autobús a una mujer a la que el conductor no quiso cambiar su billete. Dijo que a todos nos podría pasar. Lo que no ocurre tan a menudo es que nos preocupemos tanto por el prójimo que nos impliquemos en resolver sus problemas. El gesto valió mucho más que unos povos céntimos. Gracias, señor desconocido.
Pero en un año de sonrisas uno se hace más propenso a la sensibilidad. Genial lo que ha hecho la colega Irene Villa, siempre flanqueada tras un halo de optimismo y siempre capaz del perdón, cuando lo fácil hubiese sido hacer leña del árbol caído.
Irene perdonó las bromas negras que publicó en Twitter hace tiempo el ahora concejal del Ayuntamiento de Madrid Guillermo Zapata y le ha evitado un buen lío en los juzgados. Esta sociedad sin sonrisas necesita más ejemplos como Irene.
Y como Javier. Javier protagonizó junto a Rosa, un cargazo de la empresa Siemens, uno de los capítulos del programa 'Capacitados', un espacio que muestra todas las semanas a personalidades y famosos sumergiéndose en la vida de personas con discapacidad.
Javier es sordo. Y su mujer, también. Y van a tener un bebé. Y Rosa le preguntó si sabía si la criatura podría desarrollar esa discapacidad que le podría legar su madre por probabilidad genética. Y Javier contestó que para qué saberlo antes. A lo que Rosa reconoció: "Es verdad, si la váis a querer igual".
Y, por lo menos, garantizará muchas sonrisas y un buen halo de optimismo para estar atentos a los demás y agradecer sus pequeños grandes gestos. Como esos céntimos del billete del autobús.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo