CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Palabras contra el misterio
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión08-09-2002
El 23-F no tenía apenas edad para recordar dónde pasé aquel día. Pero podré contar a los aún no nacidos cómo un compañero pegado a la radio me habló de una avioneta estrellada por accidente contra una de las Torres Gemelas. Cómo seguí bebiendo gazpacho en la cocina de un amigo hasta que vimos juntos el impacto contra la segunda torre. Cómo viví la desesperación de los que se arrojaron por las ventanas desde los pisos altos, asfixiados por la tensión, el humo, el terror. Cómo miles de personas perdían la vida a miles de kilómetros de distancia, pero también en la cocina de mi amigo, en su salón, y en más salones y cocinas que nunca. Cómo la televisión mostró todo su poder convirtiendo en tiempo real la caída de dos edificios contiguos en un acontecimiento planetario. Recuerdo la prensa de aquellas semanas, dando causas, consecuencias y explicaciones. Recuerdo también mis artículos. Ninguno en el que me refiriera abiertamente a aquel suceso. Supongo que me salvó esa vieja máxima de “definir el misterio es matar el misterio”. Y, para mí, la determinación que mueve a alguien a causar dolor y muerte a miles de personas es un misterio. Apuntar causas y consecuencias o explicar el sentido de aquella barbarie es reducirla, ocultarla bajo el ruido. Es convertirse en orgulloso racionalista explicador de la totalidad, es “hacerse el listo” frente al misterio. Un año después y miles de páginas escritas y palabras huecas han servido para justificar una guerra y media, pero nada más. No hay palabras para solucionar lo que simboliza el 11-S, como no las hay para solucionar ninguna forma de terrorismo. Cuando el misterio se presenta a nuestros ojos, debemos callar, escuchar con la mirada y tener la esperanza de que los terroristas también callen y escuchen. Porque nada queda en nuestra mano: si ellos no contemplan, callados, su obra, seguirán haciéndose “los listos”, como nosotros, y verán causas, consecuencias y explicaciones. Y habrá más atentados, pero nada más.