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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Caída libre del PP

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España25-05-2015

El PP se ha dejado dos millones y medio de votos en las elecciones municipales y ese es el dato que explica casi todo lo demás. Once puntos de diferencia con respecto a los mismos comicios de 2011 que, no olvidemos, fueron el anuncio de su mayoría absoluta en las generales meses después. La situación ahora es radicalmente diferente tras este 24M que deja algunas certezas y muchas incógnitas. De entrada, los pactos. Ha terminado una campaña, pero empieza otra para las generales así que inevitablemente cualquier acuerdo va a estar condicionado al qué dirán pensando en esa gran cita de otoño. Tienen hasta el 13 de junio para decidirse y en caso de no haber acuerdo gobernarán las listas más votadas. Aquí no se repiten elecciones. Una vez pasados 12 meses ya si se podrán declarar mociones de censura con entusiasmo, que para entonces ya habrán pasado las generales y no será necesario guardar las formas. Casi nadie quiere ser muleta del otro, pero cuesta mucho creer que el PSOE vaya a permitir que gobierne Aguirre en Madrid por no echarle una mano a Carmena, por poner un ejemplo. Uno de los más previsibles. Luego está la de dejar gobernar a los nuevos, mira al PNV que le dejó a Bildu en San Sebastián y en cuatro años le ha barrido del mapa. Tardarán mucho en volver los abertzales.

El PP ha recibido muchos mensajes en los últimos meses y no se ha dado por aludido. Fueron un aviso las elecciones europeas en las que ya perdió un chorreo de votos. “Peor está el PSOE”, se consolaron mientras por el horizonte nuevos partidos cruzaban el Rubicón en su desafío al bipartidismo. En menos de un año han dado un vuelco al mapa electoral. Si bien es cierto que PP y PSOE les siguen distanciando en varios millones de votos, la contienda ya no será exclusivamente entre rojos y azules mientras el resto asisten en calidad de invitados con los que mercadear unas carteras y unas cuantas competencias a cambio de una investidura o el apoyo a unos presupuestos. Y si los nuevos entran en ese juego, lo pagarán a largo plazo. Mojan en casi todas las plazas importantes y en algunas de ellas con capacidad de gobernar como en la citada capital o Barcelona, donde de paso el soberanismo de CiU ha recibido un golpe que le ha dejado descolocado de cara a los planes que tenía para los próximos meses.

Pero los populares sólo vieron friquis y naranjitos en todo esto mientras fiaban todas sus cartas a la baza del fin de la crisis, que es como jugar al Tetris esperando siempre a que salga la ficha larga: cuando al final llega, si llega, puede que sea demasiado tarde. “De aquí ya sólo podemos ir a mejor”, pensaban y pensarán hoy en el Gobierno, muy parecido a lo que decían en el PSOE tras el hundimiento de Rubalcaba y sus 110 diputados. Pero se pudo ir a peor, ya lo creo que sí. Llegados a este punto, cabe preguntarse si este es el suelo del PP o aún podría perder más votos. Por primera vez en mucho tiempo se les atisba un electorado desmovilizado y desmotivado al que no ha convencido el discurso del miedo a lo desconocido ni las invitaciones de Aznar a volver a casa. Sus resultados ni siquiera se pueden achacar a una entrada espectacular de Ciudadanos porque no ha sido para tanto. Por si fuera poco, de cara a las generales entrará en juego la personalidad de los líderes de cada partido. Los primeros espadas asumirán todo el protagonismo y en ese escenario la figura de Rajoy no es tampoco el mejor consuelo si lo que busca es levantar a su gente del sofá.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio