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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Los mejores entendidos en política

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura3 min
Sociedad25-05-2015

Empecé a votar en unas elecciones cuando aún Eta ponía bombas en los bajos de los coches y secuestraba concejales (me inicié en el Periodismo también cuando los terroristas mandaban paquetes bomba a las redacciones y los jóvenes becarios éramos los primeros que nos acongojábamos con aquello). Me había autoconvencido de que la política y yo íbamos por sendas distintas y que quizás mi postura pasaba por el perfilismo apolítico y la tibieza mediocre. Pero no: un profesor universitario me demostró que la política llega a todo lo cotidiano. Y poco a poco la realidad le fue dando argumentos.

Cuando los ciudadanos viven bien, los gobernantes se ocupan de las ideas -utópicas más bien-, pero cuando las vacas gordas están obligadas a la operación bikini, los asuntos que pasan factura en las urnas son aquellos que afectan a las personas -con un peso especial al bolsillo-. No obstante, los españoles siempre somos algo raritos y dejamos lugar a las sorpresas, o a resultados inexplicables como aquellos que no castigan a los corruptos. No olvidemos que no dejamos de ser lo que somos: en clase, el delegado, salvo excepciones, suele ser el parlanchín bienvive o el friki surrealista. Y de ello somos todos responsables. 

La democracia ha pasado de una persona, un voto, a una persona, un político

Ahora que los malos de Eta se dedican a cosas más finas -muchas veces también en política- los candidatos y gobernantes in pectore plantean otras cosas: hablan de la sombra negra de la corrupción, como si se tratase de una mancha de fuel, en forma de sobres sobornadores (ojo, no sólo los reciben los políticos), pero obvian los codazos que suelen dedicarse unos a otros sin dignarse a recibir argumentos. Además la política ha dado una vuelta de rosca y se ha socializado. La democracia ha pasado de una persona, un voto, a una persona, un político.

La culpa la tiene la Roja: los triunfos futbolistas de Luis Aragonés y Vicente del Bosque nos hicieron a los españoles olvidarnos del mal augurio romántico y negativo que se quedó cuando se perdió Cuba y nos pensamos que entendíamos de fútbol. Y por ende, cuando gana la Selección ganábamos todos; y si pierde, los responsables son los vestidos de corto.

Éramos felices. Pensábamos que el mundo era nuestro y hablábamos de las victorias como si las hubiésemos protagonizado nosotros en vez de esos once chavales. Aún nos sigue ocurriendo. El sábado volvimos a ser expertos en canciones de Eurovisión y, claro, también en pronosticar que Edurnity ganaría el concurso.

Pero, es que el domingo también, cuando la política llenó todas las cosas con aires de una nueva época en la que habrá que trabajar para conciliar posturas y dialogar. El tiempo dirá si la decisión que hemos tomado los ciudadanos de acabar con el bipartidismo será próspera o, por el contrario, hará ingobernable esta España nuestra que tiene problemas a los que enfrentarse más allá de los colores, los lemas o el largo de la melena de sus políticos. Ahí está Andalucía, que votó hace semanas y aún es un barquito a la deriva sin parlamento. Eso sí, seguimos siendo los mejores entendidos en política.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo