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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Con los niños no se juega

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad11-03-2015

Ya tendrá consejos de sobra sobre cómo hacer para que el niño se duerma a la primera o se coma bien la papilla de frutas. Ya se las ingeniará para seguir adelante con su carrera profesional mientras la criatura crece como la espuma sin que apenas se dé cuenta (el calendario es así de traicionero). Ya tendrá que soportar las comparaciones, siempre odiosas, de esas otras progenitoras que miran al nuevo ser de soslayo para argumentar que está más gordo o más flaco, mas sonrosadito o más pálido, o más despierto o más torpón, como si los niños fuesen bombones hechos con un mismo molde. Es lo que tiene formar parte de una sociedad que aún cae en algunas prácticas bucle, sobre todo cuando se trata de opinar de la vida de los demás.

Así que las madres más públicas, como la actual presidenta andaluza, Susana Díaz, tendrán que aguantar más velas si cabe. Más si, como ella, compatibiliza la gestación con la campaña electoral. Tras cada mitin, en la visita a los paisanos de cada pueblo, la mamá in pectore tendrá que apechugar con comentarios de lugares comunes y consejos contradictorios y repetidos hasta el hartazgo pronunciados por desconocidos. Pero, a juzgar como ha empezado la carrera hacia las urnas, lo llevará. Dicho popularmente, irá tan contenta en el burro.

No en vano ha sido ella misma quien ha incluido a su descendiente en el mensaje electoral, como esos toreros del papel couché que dan la vuelta al ruedo con la prole y luego exigen que no se publiquen las fotografías de sus hijos en las revistas. Con los niños no se juega. Además de resultar feo, no tiene en cuenta los derechos de los niños a que se les utilice para uno u otro fin. También si es para recabar votos.

Recuerden aquellas críticas a la hoy vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, cuando irrumpió en actos del Partido Popular en plena cuarentena. Muchas mujeres, con razón, la reprocharon que qué pasaba con la baja maternal o todos esos derechos que las trabajadoras españolas habían adquirido para disfrutarlos después de dar a luz. Luego, en uno y otro lado, políticos de uno y otro color, se llenan la boca con eslóganes vacíos cuando, en resumidas cuentas, cada cual hace lo que le da la gana. Sí, pero habría que hacerlo con unos límites. Con los niños no se juega.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo