ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Carta a los Reyes Magos
Por Almudena Hernández3 min
Sociedad05-01-2015
Será cosa de ñoños, nostálgicos y cursis, pero la mañana de cada 6 de enero, aunque llueva y haga frío, es la mañana de volver a ser niños. Dicen los psicólogos que el ser humano es el único mamífero que sigue jugando cuando es mayor (a excepción de las hembras que están criando), y que cuando juegan (aunque sea a las cartas) imaginan que pueden hacer esas cosas que en el día a día no protagonizan. Por eso los niños quieren ser superhéroes, policías y bomberos y las niñas princesas, cantantes y peluqueras, entre tantas otras muchas cosas a pesar de las distorsiones que ocasiona la llamada cultura patriarcal y el feminismo mal entendido. Tanto monta. El caso es que el 6 de enero los mayores jugamos a estar dormidos e intuimos en cada ruidito que el salón se ha llenado de regalos junto a nuestros zapatos. Por un instante, los ñoños, nostálgicos y cursis preferimos que esos paquetes, muchos o pocos, de gran valor o menor coste, queden como están: perfectamente envueltos, embalados con el papel del secreto, la sorpresa y el enigma. Cuando era pequeña y me preguntaban que qué les pedía a Sus Majestades de Oriente siempre me conformé con la misma respuesta: "Cosas envueltas". Luego descubrí que si no llegaba la muñeca de última moda era porque no podía ser, no porque no hubiese cuidado hasta el extremo de aquella otra que los Magos me habían dejado en los zapatos 365 días antes y que yo colocaba junto al turrón de turno un año después para que viesen lo bien que la había mimado. Será cosa de ñoños, nostálgicos y cursis, pero esta mañana de cada 6 de enero, vuelvo a pedir que las cosas envueltas no sean cosas sino aquellas peticiones etéreas que los mayores necesitamos tener en nuestras manos para poder jugar durante el año: amor, salud y un poquito de tranquilidad económica. Aunque, como en los villancicos tristes, habrá niños que no podrán rasgar el papel para sorprenderse con sus cosas envueltas, parece que este año, los contenedores de basura se llenarán durante esta semana de embalajes, plásticos y papeles, prueba de que con la magia oriental alguien encontró un euro de más en el bolsillo. Al tiempo, aunque para el 12 de este mes los agoreros traumatizados estarán obcecados con la cuesta de enero y las elecciones. Pero optemos por lo otro. Todo eso (lo anterior: lo del amor, la salud y la tranquilidad económica), con una buena actitud, nos hará esperar el próximo 6 de enero como un pequeño y no como esos tantos y tantos aguafiestas que revientan la magia de la inocencia cuando salen en los medios de comunicación. ¿Qué les costará ser un poco niños? Quizás no puedan ponerse en el lugar de los críos como consecuencia de un trauma infantil. Quizás un 6 de enero recibieron carbón. Quizás fue merecido. Majestades, pueden dejarme un poco, de todo se puede aprender. Y, por supuesto: con todo se puede jugar. También a los treinta y tantos.
Seguir a @AlmudenaHPerez
Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo