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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

¿Se acabó el ébola?

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad31-12-2014

Finaliza el 2014 y parece que con él se extinguió el ébola para siempre. Por lo menos en esta sociedad española acomplejada e impulsiva que se deja llevar por los rumores y tantas y tantas veces piensa con las tripas. Afortunadamente Teresa Romero logró sobrevivir a la enfermedad contagiosa y los focos dejaron de fijarse en su caso hasta niveles pornográficos. Apenas un partido de fútbol de connotaciones navideñas subraya la labor que todavía muchas organizaciones y personas siguen protagonizando en las principales zonas afectadas en el corazón de África. El ébola seguirá matando en África en 2015, donde los muertos se cuentan por miles, como números sin alma. La Organización Mundial de la Salud calcula que hay más de 7.500 fallecidos y la cifra de contagiados se acerca a los 20.000. Países como Senegal se suman a la lista callada de los pobres entre los pobres masacrados por la enfermedad sin que apenas nadie se entere, mientras la bolsa de Tokio se desploma ante la sospecha de un posible caso en Japón. Cambia el año en el calendario pero hay cosas que no se mueven un ápice. Para mal y para bien. Ahí siguen quienes combaten el virus, celebrando el año nuevo como despiden el viejo: con pocos medios y la obligación moral de ayudar a esas gentes aunque la malvada de la guadaña les pise los talones. Saben que si ellos no arriesgan su vida otros no lo harán y las pocas opciones de esas personas para sobrevivir o tener una muerte digna (digna de verdad, no por el camino fácil) quedarían reducidas a cero. Por eso es más que merecido el reconocimiento que la revista Time ha hecho a quienes combaten el ébola a cuerpo limpio. Pese a que las autoridades sanitarias mundiales declararon a España libre de ébola a principios de diciembre (e incluso felicitaron a este país por cortar su propagación, ahora que ya no manda Ana Mato en las políticas sanitarias), los españoles seguimos infestados de esa manera de ser que provoca reacciones viscerales al primer susto y una amnesia crónica ante determinadas cuestiones. Con el ébola ha ocurrido como con tantas otras cosas. ¿Qué pasó con Haití y ese terremoto que desmoronó el futuro de uno de los países más pobres y desgraciados del mundo? Sí nos acordamos (por un rato) del Sudeste Asiático, inundado hasta el alma por un maremoto que superó la ficción; pero ya duerme en el sueño de los justos la Gripe A; el secuestro de las niñas de Nigeria por Boko Haram o la situación de los cristianos en Irak. Se acabó el ébola en España. Ojalá que no vuelva a darse una nueva infección. Pero deberíamos reflexionar seriamente si detrás de tanta lentejuela cuyos brillos eclipsan las campanadas del reloj el 2015 será el año de un mundo poblado por seres humanos comprometidos con sus semejantes o por figuritas huecas cuyo paisaje favorito es el propio ombligo. ¿Se acabó el ébola entonces?

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo