SIN CONCESIONES
Soñar buenos propósitos
Por Pablo A. Iglesias
2 min
Opinión01-01-2015
Los propósitos a final de año son como las dietas antes del verano. Todos comienzan con mucha ilusión pero pocos cumplen. Quizás por eso mi propósito es distinto aunque igual de complicado que otros porque requeriría otros 365 días para hacerlo realidad. Ese propósito difícil de alcanzar consiste en revivir, aunque sea en la memoria, cada uno de los momentos que me llenaron de felicidad en 2014 y recordar el porqué. Lo verdaderamente trascendente de la felicidad no es cómo o cuándo o dónde sentimos esa plenitud sino qué fue lo que logró ese estado. Revivir esos instantes ayudaría a ser más felices y a tener claro qué es lo que mueve realmente nuestro corazón. Por desgracia, demasiadas veces lo olvidamos. Mi propósito de fin de año incluye revivir los malos momentos, los enfados, los motivos de tristeza e incluso los hartazgos. Sin ellos no seríamos lo que hoy somos. Sin ellos seríamos más débiles y vencibles. Porque en la amargura de la vida es donde aprendemos a crecer, donde prosperamos como personas y donde afianzamos los pilares de nuestra existencia. Una persona que no aprende de sus errores es un fracasado, mientras que quien se levanta cada vez que cae triunfa dos veces: una por reponerse y otra por aprender a ser mejor. Pero más aún desearía revivir esos episodios para pedir perdón a quien hice daño, defraudé, traté con mala educación o simplemente desatendí durante 2014. Mi propósito para el nuevo año es darme cuenta de los errores antes de cometerlos, pese a saber que tal cosa es imposible. También me conformaría con percatarme un instante después, cuando aún hay margen para enmendar el daño causado a otros. Me gustaría tener más empatía para ponerme antes en el lugar de los demás y descubrir sus inquietudes o preocupaciones antes de que sea tarde, cuando aún hay margen para solventarlas. Desearía tener más tiempo para abrazar a la gente que quiero porque ellos merecen todo. El día que no sea posible me voy a arrepentir de todas las veces que no les demostré mi cariño. Me encantaría tener besos para sanar a los enfermos y para curar las heridas del corazón de cuantos nos rodean. Hay mucha gente buena que sufre por problemas de salud o de amor y que merecen otra oportunidad en esta vida para seguir siendo felices o para volver a serlo. Dicen que los propósitos de año nuevo son sólo propósitos y están más cerca de la quimera que de la realidad. Pero los seres humanos somos soñadores por naturaleza y la Humanidad ha avanzado a lo largo de los siglos gracias a hombres y mujeres que tuvieron una ilusión y lucharon por conseguirla. Sin propósitos no hay metas que alcanzar y sin metas nos quedaríamos en el mismo sitio. Soñar es gratis y a la vez el motor con el que se alcanzan la mayoría de los buenos propósitos.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito