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EL REDCUADRO

Voy a ser yo

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión27-05-2001

A ese tal Arzalluz que es un tal y un cual al que nadie se atreve a empapelar por su cotidiana apología del terrorismo (y menos ahora, que le han metido para el chaleco 80.000 votos calibre 9 milímetros Parabellum) le parece muy mal que la ETA haya asesinado a un empleado de un periódico. Pero no por el crimen en sí, sino porque dice que los empleados de las empresas editoras no tienen arte ni parte en esta suprema contradicción de la objetividad periodística. La suprema contradicción de la objetividad periodística es que si eres objetivo en tu oficio, y oyendo los gatos de su barriga que suelta Arzalluz por esa boca te acuerdas de todos sus antepasados, uno detrás de otro, y lo escribes, como lo estoy poniendo aquí ahora con la máxima objetividad, de periodista objetivo te conviertes automáticamente en objetivo entre los periodistas. Y miren ustedes qué casualidad, hasta ahora no ha habido un sólo periodista que haya sido declarado objetivo por haber dicho (borracho, claro! ) que este Arzalluz es el mejor de los nacidos. Como los objetivos somos el objetivo, estamos mayormente pendientes del terrible anuncio de la ONCE que nos puede aguardar cada día al llegar del periódico, en esta lotería de la cercanía de la sangre: "Voy a ser yo". Santiago Oleaga, camino de la rehabilitación de su hombro de deportista, no sabía que le iba a tocar el cuponazo de sangre. Que iba a ser él. (Por cierto que en este cuponazo de la sangre, yo y usted sabemos quiénes son las chicas del Telecupón que lo promueven, hay una que se llama Begoña Herranosequé...) Empleados... Lo que no comprenden quienes llaman "desactivar" a que nos callemos la boca y nos comamos con papas la conciencia, es que en este negocio de la vida, de la libertad, de la paz, todos somos empleados. Nada más y nada menos que unos simples empleados. Entre otros, los fieles empleados del Estado que engrosaron durante años oscuros la terrible pedrea del "Voy a ser yo". Hablo ahora de los olvidados guardias civiles, policías nacionales, militares, que durante lustros fueron los callados objetivos, cuando muchos periodistas ahora muy objetivos miraban para otro lado en aquellos tristísimos entierros a cencerros tapados con un tricornio sobre un ataúd, una bandera de España que se entregaba a una viuda o a un padre jornalero, y un avión militar que despegaba con un cadáver camino de un cementerio extremeño, andaluz, gallego. Como el "voy a ser yo" cada vez lo tenemos más cerca, nos olvidamos de aquellos tristes días en que fueron ellos. Los empleados de la Constituci! ón nad a menos. Los empleados del Estado de Derecho. Voy a ser yo quien recuerde a aquellos cabos de la Guardia Civil, subtenientes del Ejército, agentes de la Policía Nacional sobre los que ha caído esta terrible segunda muerte que es siempre el olvido.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor