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ANÁLISIS DE CULTURA

Palabra tabú en México

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura3 min
Cultura23-04-2014

Suena el despertador. Un día más tiene que aguantar con la cabeza alta el pasar del tiempo y la amargura de una madre que ha perdido a sus dos hijos. Ambos de la misma manera. De un tiro en la cabeza. Otra madre llora cada día. A su hijo lo mataron y repartieron sus restos por toda la ciudad. Y así, hasta 485 muertes sólo en 2013. El lugar del horror se llama Ciudad Juárez. Sólo en 2010 murieron asesinadas 3.115 personas. Y detrás de este derramamiento de sangre fronterizo acecha el poder destructivo de la droga. Silenciada la Policía, el pueblo alarmado, y unos cuantos agraciados. Sólo aquí nos llegan teletipos y series de televisión, películas como La trilogía de la muerte de Iñárritu. Pero la palabra en boca de las víctimas se llama impunidad, ni la captura del Chapo Guzmán, el hombre más buscado del mundo tras Osama Bin Laden, el líder del cartel Sinaloa, les reconforta. Hay demasiada complicidad en la sociedad, más chapos millonarios. Dinero. Mucho dinero. No debe ser nada fácil vivir rodeado del miedo. Tampoco a los oídos sordos, a los narcocorridos que alaban el narcotráfico, canciones que se han hecho muy populares en México. Una pistola Colt automática calibre 38 con empuñaduras de oro. Botas de piel de animales exóticos. La Santa Muerte. Competidores, guerras y muertes. Más muertes. Un negocio que dejó boquiabierto a más de uno en la Berlinale del año pasado con el documental Narco cultura. No todos tienen el valor de denunciar esta situación. En los medios de comunicación nacionales las palabras “narcotráfico” y “crimen organizado” se han vuelto tabú para proteger la vida de sus trabajadores. La pregunta que viene a la cabeza…¿es necesario tirar la toalla, sólo por las miles de familias destrozadas? Leí hace unos años Noticia de un secuestro, de Gabriel García Márquez, sobre el narcotráfico en Colombia, el cártel de Medellín, Pablo Escobar. Me enganchó su narración, el caso me revolvió. Ahora con su muerte esa lacra social vuelve a resonar en mi mente. "El problema del narcotráfico es el problema de las drogas y que este problema se le está escapando, no solo a Colombia. Se le está escapando al mundo de las manos". No le faltaba razón. Hasta pidió la legalización de la droga para acabar con la violencia. Después leería sobre sus supuestos contactos con el capo y Fidel Castro. Uno no sabe si es cobardía que ciega la moral, o si es otra cosa. Tampoco hasta qué punto es cierto, o sus motivos reales. La situación no es difícil para un periodista, ni siquiera para el gran amante del oficio, Gabo. Es difícil hablar de falta de libertad de expresión en España cuando giramos la cabeza al otro lado del charco. Hablar de represión en España cuando la ganadora del Premio Cervantes, la mexicana Elena Poniatowska asegura que “lo de la mujer en México es aterrador”. Eso sí es preocupante. Son sobre todo las mujeres de Ciudad Juárez, víctimas de la misoginia de muchas pandillas relacionadas con el narco. Parece el argumento de una novela. Pero es tan real como el Periodismo que muchos compañeros se han visto obligados a dejar de ejercer mientras todavía ser narcotraficante es sinónimo de éxito social. Una Colt con empuñadura de oro aún es más importante.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press