ANÁLISIS DE ESPAÑA
Con caridad no basta
Por Alejandro Requeijo
2 min
España22-09-2013
Afloran últimamente espacios en los medios de comunicación que tienen por objetivo encontrar soluciones a las dificultades por las que atraviesan los ciudadanos. Canalizar las peticiones de ayuda y las propuestas de apoyo. Realmente uno siente la tentación de aplaudir la iniciativa. Incluso sentir cierto orgullo porque los medios sirvan como instrumento de servicio. Las personas que se hayan visto beneficiadas estarán muy agradecidas. Los responsables de estos programas dicen que su bandera es la solidaridad (adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros). Pero también es caridad (limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados). Por ello, analizando la cuestión algo más en profundidad, este tipo de programas no dejan de encerrar un mensaje perverso para quien pueda caer en la tentación de verlos como una solución en lugar de lo que realmente son: una forma más de entretenimiento. Sujeta como el resto a los índices de audiencia. Aunque su fin sea más loable. Sentir consuelo al ver estos programas es como sentir descanso ante el hecho de que Cáritas ya alimente a cientos de miles de familias en España. Este tipo de programas en lugar de alivio deberían despertar una gran alerta. Acuden personas con familiares enfermos a los que no pueden atender por mantener el trabajo, acuden familias desahuciadas o con todos sus miembros en paro... La aplicación de la ley de dependencia, una regulación laboral digna, medidas efectivas contra el paro (y no datos maquillados con empleos temporales), el acceso a una carrera universitaria o a la sanidad no deberían asumirse dentro del terreno de la solidaridad-caridad del espectador, sino exigidos a los responsables públicos fuera de los platós de televisión. El programa más relevante de este estilo se emite en la televisión pública, por cierto. No es de recibo paralizar la Ley de Dependencia y después apelar a la lágrima en tu parrilla de televisión llamando a la solidaridad de todos. No es ético elaborar una reforma laboral que abarata el despido y luego pedir limosna para la familia que se ha quedado sin ingresos porque todos sus miembros están en paro. No se puede poner trabas al debate sobre los desahucios y luego engordar el share con esta desgracia.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio