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SIN CONCESIONES

Abdicar o no abdicar

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión24-09-2013

Abdicar o no abdicar. Esta es la cuestión. ¿Qué es más noble para el futuro de la monarquía, asumir los golpes y la erosión del escándalo Nóos o renunciar al sufrimiento en detrimento del heredero? Reinar en la adversidad o claudicar ante la salud. Este es el dilema que el Rey de España tiene en mente desde hace meses y que sus asesores del Palacio de La Zarzuela han sopesado a conciencia. Operarse o no operarse. El mar de dudas y la galerna de decisiones complejas asedia una y otra vez al monarca que sacó al país de la dictadura y lo introdujo con paso firme y generosidad en la democracia. Don Juan Carlos rubricó en 1975 el final del tenebroso siglo XIX para una nación que subsistía entre los fantasmas del pasado y que apenas tres años después inició el mayor periodo de modernidad y prosperidad con la aprobación en referéndum de la Constitución de 1978. Un hito histórico, aunque algunos quieran cargarse ahora lo que tanto esfuerzo y tantísimo consenso logró conseguir. Han pasado casi 40 años desde que el Rey tomó las riendas de España. Sus gestos y decisiones de entonces recibieron la admiración del pueblo y la simpatía de muchos republicanos. Ahora, el fin de su reinado está en cuestión por los constantes problemas de salud, los negocios fraudulentos de su yerno Iñaki Urdangarín y la elevada preparación del heredero. Felipe de Borbón está listo para reinar con brillantez, como demostró al defender la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2020. Todos esperan un paso atrás del Rey para que el Príncipe suba al trono. Abdicar o no abdicar. Esa es la cuestión, al estilo del príncipe Hamlet en la obra maestra de William Shakespeare. "Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y, oponiéndose a ella, encontrar el fin? Morir, dormir… nada más; y con un sueño poder decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil choques que por naturaleza son herencia de la carne… Es un final piadosamente deseable. Morir, dormir, dormir… quizá soñar. Ahí está la dificultad". Abdicar o no abdicar. Algunos hemos defendido desde hace años que el Rey debería dar paso a su hijo Felipe para dar un nuevo impulso a la Corona y revitalizar la monarquía en un momento de debilidad. Pero la realidad es que don Juan Carlos no quiere dejar el puesto y quienes lo rodean le aconsejan no hacerlo hasta que pase la tormenta desatada por Urdangarín. Abdicar, no. Al menos por ahora... Al menos mientras la Casa Real esté cuestionada. El Rey no quiere renunciar acosado por los escándalos internos y los problemas de salud. Quiere salir por la puerta grande de La Zarzuela, sin darse cuenta de que eso no es posible. En España somos expertos en machacar a nuestros héroes en vida y encumbrarlos después de muertos, cuando sirve de poco. Sucede ahora con el Rey pero antes pasó con Adolfo Suárez y otros muchos. Abdicar sería el último gran acto de generosidad de un monarca que regaló su poder al pueblo. Pero en La Zarzuela consideran este no es el momento de abandonar, aunque muchos especulen con la posibilidad. No es sólo una cuestión de orgullo. En realidad es una cuestión de Estado. Y de eso nadie sabe más que el Rey.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito