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ACHIQUE DE ESPACIOS

Epílogos

Fotografía

Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes27-05-2001

Como hace años que en Milán no se ve fútbol de calidad, la final de la Champions League se bautizó como la Ópera del fútbol. Nada más lejos de la realidad. Magnífica denominación que, como me temía en los días previos, se quedó algo grande. No por la magnitud del acontecimiento, excelente una vez más, sino por el empaque del partido, plano y soso durante 120 minutos, que sólo vio la luz en la tanda fatídica de los penales. Fue el primero de los epílogos de esta temporada futbolera que se nos escapa de las manos a la vez que el sol comienza a calentarnos las tardes de mayo. El segundo acaba de llegar. La liga ha vuelto a las vitrinas de Chamartín para seguir haciendo grande la historia del Real Madrid. En San Siro, al Valencia se le comenzó a esfumar la final tan pronto como marcó Mendieta. Nunca un gol tempranero en una final continental pudo resultar tan negativo como el del equipo de Héctor Cúper. Entonces, la figura del genial técnico argentino se alzó sobre todos sus jugadores, aparecieron los fantasmas de París y el bloqueo fue tal que no hubo equipo. De nuevo el acontecimiento superó a un conjunto demasiado defensivo, demasiado temeroso y respetuoso con su rival. Al final resultó un partido de guiones cambiados, con el Bayern atacando y dominando, y el Valencia sin golpear. Pese a que el fútbol volvió a ser cruel con un mismo equipo dos años seguidos, pese a que volvió a deleitarnos con una emocionante tanda de penaltis, no hubiera estado mal que la UEFA hubiese dejado el título sin dueño, desierto, por falta de calidad, por escasez de nivel. Nadie llega a los mínimos exigidos, ninguno de los dos representan al mejor fútbol de Europa; ni un Valencia miedoso, ni un Bayern que sólo ha sido atrevido en esta final. Por eso, después de ver al Real Madrid arrollar al Alavés, sigo pensando que si los jugadores madridistas hubiesen apretado algo más el acelerador, y la suerte no hubiera sido tan esquiva en las semifinales, la diosa Cibeles se habría vestido el pasado sábado de gala para festejar la Liga y la novena Copa de Europa. Así, el Madrid hubiera puesto el mejor de los epílogos a esta temporada que ya se va.

Fotografía de Nacho García Barco