ANÁLISIS DE CULTURA
Consejo para huir del rebaño
Por Marta G. Bruno3 min
Cultura24-04-2013
¿Por qué los alumnos españoles de 15 años tienen una comprensión lectora muy por debajo de la media del resto de la OCDE? ¿Es necesario, como pide el Partido Popular, poner en marcha un plan de fomento de la lectura? Solucionar el problema requiere algo más que una medida estética con la que colocarse una medalla política. El curso de los años ha demostrado que de poco han servido. El asunto tiene otro trasfondo. Ya no es cuestión de animar a leer desde pequeños, lo que resulta cada vez más difícil. Esos niños tienen por delante otras tantas aficiones que tienen más que ver con pantallas digitales, las mismas que los mismos padres regalan, atrapados en la sociedad del actuar por imitación. El profesor en el colegio puede idear todo tipo de artimañas para que los alumnos lean. Pero la pirámide se construye en casa, que es donde no todo se hace por obligación, sino por gusto. Y aquí no sólo aprenden los niños, es que los adultos estamos equivocdos. Leer no sólo mejora la concentración y previene las enfermedades neurodegenerativas. Es el mejor escudo para evitar ataques en la selva una vez cerramos la puerta de casa. “Quien no acumula conocimiento es apto para la sumisión”. La frase es del Premio Cervantes 2012, Caballero Bonald. Y razón no le falta. Leer es sinónimo de libertad. Una condición que no todo el mundo disfruta, aunque a simple vista parezca lo contrario. Todo aquel que se deja engañar por otros que parecen saberlo todo cae en las fauces de la demagogia, a no ser que posea las armas necesarias para detenerlo. El ejemplo está a nuestro alrededor, cual nido de víboras del que hay que andar bien precavido, no sea que alguna nos muerda. Ya sea a través de frases melosas, que usando comparaciones poéticas, comparen Cataluña con una rosa, a la que hay que cuidar de la amenaza del Estado. Aprovechar una fiesta de promulgación de la libertad para defender un interés personal es darle un espaldarazo a la misma. Incitar a la compra de manuales independentistas también lo es, puesto que es el lector el que, ante una maraña de libros del más variado género, elija la mejor opción, atraído por un sentimiento indescriptible que anima a comprar el libro o con una crítica de oídas en la cabeza. Es esa forma de cohibir la misma que hace que muchos niños pierdan las ganas de coger un libro. La misma que hace que muchos formen una opinión sólo por escuchar al resto, sin antes pasar por una nutrida documentación que haga que dejemos de parecer dos rebaños: uno de izquierdas y otro de derechas. Leer evita la mediocridad de no llegar más alto y de conformarse con lo que se tiene, el recurso de los cobardes, de la fácil comodidad. Evita caer en el discurso de masas, de la ruptura de un país para lograr un cambio…¿hacia dónde? ¿cuántos de todos los que solicitan una III República leyeron con detenimiento, a través de fuentes descriptivas y no ideologizadas lo que ocurrió en las dos anteriores? El consejo para evitar el mundo que describía George Orwell o Aldous Huxley es vacunarte desde niño. Y esta aguja, además, no duele.
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press