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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Boston, del pánico a la recompensa

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional22-04-2013

Los atentados contra el maratón de Boston demuestran lo fácil que es matar y la maldad del ser humano. Es difícil comprender lo que puede pasar por la cabeza de dos hermanos de raíces chechenas, que llevaban años viviendo en Estados Unidos, y que son capaces de hacer lo que hicieron. Es preocupante pensar hasta qué punto llega el fanatismo y el odio de estas dos personas, que fueron acogidas por EE.UU. tras huir de su muy conflictivo lugar de origen. También da escalofríos imaginar a estos dos sujetos deambulando por las calles llenas de gente para ver dónde dejaban las ollas con explosivos que llevaban y observar de cerca a sus próximas víctimas. Las bombas eran caseras, de poca potencia explosiva, pero con metralla, que las hace aún más dañinas para las personas. Habrá gente que se pregunte cómo es posible que dos individuos, en principio, no vinculados con organizaciones terroristas sean capaces de fabricar artefactos. Lamentablemente, es mucho más sencillo de lo que parece. A través de Internet se pueden encontrar manuales donde se explica el proceso. Es cierto que no son bombas sofisticadas, pero sí lo suficientemente capaces de matar y mutilar, como ha pasado en Boston. Los dos hermanos querían sembrar el terror y lo consiguieron atentando contra un evento deportivo con gran participación y expectación popular. Querían protagonismo y lo tuvieron porque su ataque fue captado por las cámaras y dio la vuelta al mundo. Sin embargo, las mismas cámaras que les dieron el éxito terrorista sirvieron para obtener el éxito del bien. El visionado las imágenes y la colaboración ciudadana fueron claves para encontrar pistas entre el caos y el desconcierto. Es impresionante ver cómo la sociedad estadounidense, sea de la ciudad que sea, tiene esa capacidad de unión y de esfuerzo ante la adversidad. Allí, no se usa políticamente el terrorismo y no existe una enorme crispación interesada. La semana pasada fue intensa, dramática y muy dolorosa para Boston. Lo sufrido es inolvidable, pero, al menos, queda la recompensa de haber encontrado y derrotado a los terroristas. A pesar de ello, siempre conviene aprender de los errores cometidos y revisar los mecanismos de control que han fallado, así se dificulta que sucesos tan trágicos se repitan.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD