ANÁLISIS DE ESPAÑA
Violencia
Por Alejandro Requeijo2 min
España25-03-2013
La violencia está en todas partes. Pero hay a quien le cuesta encuadrarla en su justa medida. Ya ves, España lleva décadas sufriendo el terrorismo de ETA y ha tenido que acudir a un tribunal de derechos humanos en calidad de acusada por una terrorista asesina de 24 personas. Qué paradoja. Ahora la clase política se siente amenaza por una práctica que consiste en seguirles hasta sus casas. Va en el sueldo recibir algún grito de vez en cuando en plena calle. A veces hay que gritar para que te oigan. Pero otra cosa es perseguir a alguien, a quien sea, hasta la puerta de su casa. ¿Se puede considerar eso un tipo de violencia? Seguramente sí. Llegó la crisis económica. Esa que habíamos provocado entre todos por vivir por encima de nuestras posibilidades. Tocaba apretarse el cinturón. Austeridad y ahorro, proclamaron. Y de pronto se acabaron las vacaciones a aquel lugar. Se acabó eso de salir a cenar los fines de semana. Aquel pantalón se quedó en la tienda porque, total, tampoco te hacía tanta falta. Con la que está cayendo... Y ahorraste. No sabes muy bien para qué, quizá para hacer aquel máster. Ahora un señor de algún despacho lejano puede decidir que tu banco te quite parte de esos ahorros. ¿Se puede considerar eso un tipo de violencia? Llevabas 30 años trabajando en la misma empresa sin que nadie te pusiese nunca ninguna pega. Hasta que ha resultado más rentable despedirte con una indemnización irrisoria. Ahora tu puesto lo ocupan tres becarios por 600 euros al mes. Todo legal. ¿Se puede considerar eso violencia? Es la España de los empresarios emprendedores como Díaz Ferrán (trabajar más y cobrar menos). La de los jóvenes obligados a exiliarse en busca de un futuro distinto a Eurovegas. La España que aún cree que con unos Juegos Olímpicos se arreglaría algo. Es la España en la que hay personas que buscan todas las noches en cubos de basura mientras el país vive pendiente de una moción de censura en Ponferrada. Mientras todo esto sucedía hay quienes han seguido defraudando a Hacienda y ahora siguen esquiando en Canadá. Los hay que se metieron en política para forrarse y les acabaron pillando. Pero nunca se depuraron responsabilidades. Siempre había una instancia superior a la que recurrir. Y cuando la sentencia fue definitivamente firme, ya no quedaba nada de lo que dimitir. Ni nada que devolver.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio