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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Obama lo deja claro, por si aún no lo estaba

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional25-03-2013

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, acaba de finalizar una gira por Oriente Próximo. Que el máximo mandatario estadounidense vaya a esta zona del planeta, tan histórica, estratégica y convulsa, siempre es motivo de atención. Y no solo por el hecho en sí, sino también por lo que dice y con quién se reúne. En esta ocasión, el viaje estuvo marcado por las visitas a Israel, a los territorios palestinos y a Jordania. En estos tres lugares se entrevistó con sus más altos representantes y, como era de esperar, los recibimientos fueron distintos. Los israelíes agasajaron a Obama y ambas partes mostraron una especial sintonía. Además, por si había alguna duda de la posición de la Casa Blanca, el presidente de EE.UU. reafirmó y enfatizó el compromiso que su país tiene con Israel, al que considera un aliado imprescindible (algo que a Obama también le beneficia dada la influencia judía en Estados Unidos). Este apoyo explícito ya se presuponía, pero es toda una inyección de moral para el recién formado Gobierno de Benjamin Netanyahu. Es decir, que el primer ministro israelí podrá hacer y deshacer en sus políticas hacia los palestinos (EE.UU. se mostrará tibio en los temas más espinosos de este conflicto) y cuenta con la ayuda del primo de Zumosol ante amenazas como las de Irán. No es que el Ejército de Israel la necesite, pero siempre viene bien contar con las poderosas Fuerzas Armadas estadounidenses, aunque sea simplemente como medida de disuasión. Claro, después de las palabras de Obama ante Netanyahu, los palestinos no recibieron al dirigente estadounidense con espectaculares muestras de júbilo. Corrección, cortesía y diplomacia sí estuvieron presentes, pero desde la Autoridad Nacional Palestina (ANP) quizá se esperaba un mayor compromiso de Barack Obama para impulsar una solución a un conflicto que dura décadas. Todo ello teniendo en cuenta que Obama fue galardonado con el premio Nobel de la Paz. La gira del inquilino de la Casa Blanca terminó en Jordania. Esta parada tiene especial simbolismo. Primero, porque significa un impulso para las reformas democratizadoras que llevan meses desarrollando las autoridades jordanas ante las presiones motivadas por la llamada Primavera Árabe. Y, segundo, porque da apoyo al gobierno jordano ante el conflicto sirio, que ha provocado que miles de personas huyan de la guerra entre el régimen de Bashar al Asad y los opositores, crucen la frontera y se refugien en Jordania.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD