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SIN CONCESIONES

Un acto de fe

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión22-05-2012

Subir impuestos sólo es un "pequeño esfuerzo". Recortar ayudas sólo es un "ajuste". La crisis económica cambia el lenguaje de los políticos. No importa el color político. Estas dos frases son sólo un ejemplo. En estos momentos, parecen pronunciadas por Mariano Rajoy. Pero, en verdad, las pronunció José Luis Rodríguez Zapatero en septiembre de 2009. Así que desde la actual oposición no se puede criticar a Rajoy por decir lo que dice, porque Zapatero también lo hizo antes. No se puede criticar a Rajoy por querer recortar el déficit público por imposición de la Unión Europea, porque Zapatero también lo hizo. Y, sobre todo, no se puede criticar a Rajoy por hundir aún más la economía porque Zapatero también lo hizo antes. Rajoy y Zapatero se parecen cada vez más. El ahora presidente del Gobierno utiliza casi las mismas palabras que su antecesor para explicar sus reformas. El actual jefe del Ejecutivo lanza los mismos mensajes de optimismo que su antecesor para alimentar la esperanza de los españoles. "Pido confianza en que saldremos de la crisis", sentenció con solemnidad Zapatero en enero de 2009. Han pasado más de tres años y seguimos inmersos en una espiral de paro y recesión que nunca parece llegar a su fin. Rajoy también lo repite ahora como un eslogan con el que adornar de solemnidad sus medidas. Lo cierto es que uno y otro desconocen cuándo finalizará esta depresión económica. Nadie lo sabe. El tiempo ha demostrado que las declaraciones de Zapatero no eran más que generadores de ilusión, una diminuta llama de fuego con la que encender el motor de combustión del país. Rajoy lleva ya cinco meses en La Moncloa pero sus reformas tampoco han provocado el efecto esperado. Zapatero y Rajoy. Rajoy y Zapatero. Ambos son protagonistas de un acto de fe. Los dos se comportan como el sacerdote incapaz de explicar a sus feligreses las maravillas que esconden las páginas de la Biblia. A falta de hechos y palabras, uno exigía y otro exige un acto de fe. Zapatero no era precisamente un experto en economía, así que dedicaba todos sus esfuerzos en convencer a los ciudadanos de que España saldría pronto de la crisis. Cuatro años después, sin aplicar grandes soluciones, nos hemos acostumbrado al paro y a la recesión como si fuera un vecino más de nuestra casa. En cambio, Rajoy se centra por completo en las reformas y elude los argumentos. El resultado es el mismo: pide un acto de fe. Zapatero obligaba a un acto de fe para convencernos de que, sin hacer apenas nada, hacía la correcto. Rajoy exige un acto de fe para que creamos que, con tantas reformas, saldremos de la crisis. Falta un relato de los hechos, un discurso lógico que conduzca a la solución con simpleza. Pero todo se reduce a un acto de fe. Es como si su palabra contuviera la verdad por el mero hecho de pronunciarse con cierta solemnidad o publicidad o como si fuera cierta por la autoridad de quien lo dice. En una sociedad -por desgracia- cada vez menos religiosa, pedir un acto de fe equivale a quedarse solo de inmediato y ser rápidamente incomprendido. Es el camino que recorrió Zapatero durante la pasada legislatura y es el sendero en el que empieza a adentrarse Rajoy en menos de medio año en La Moncloa.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito