CREAR EN UNO MISMO
Vivir el presente
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión14-11-2011
Vivir el presente, carpe diem, es una expresión tan tópica como poderosa que ha sido utilizada para defender una tesis y su contraria. En sentido estricto, la afirmación encierra una tautología: lo único que podemos vivir es el presente. El pasado o el futuro sólo los vivimos en cuanto que nos los hacemos presentes, aquí y ahora. El hombre sólo puede vivir la plenitud del presente en cuanto que hace pie en el pasado y mira hacia el futuro. Cualquier otra forma de vivir el presente es imperfecta: sin pasado, carece de identidad; sin futuro, le falta densidad. Sólo cuando acudimos al pasado o al futuro como evasión éstos dejan de alimentar el presente para matarlo. Ese latinajo, por lo tanto, no pretende colocarnos en un tiempo distinto del que nos toca, sino indicarnos cómo aprovechar plenamente nuestra vida. No elegimos el tiempo que nos ha tocado vivir; pero sí qué hacemos con el tiempo que nos es dado, le dice Gandalf a Frodo precisamente cuando el hobbit deseaba huir del presente. Para escoger qué hacer con el tiempo que nos es dado, lo mejor es atender con todo nuestro ser a los requerimientos de ese tiempo. Vivir el presente significa ponernos totalmente en juego, estar abiertos y disponibles para lo que nos regale la realidad a cada instante. Nos lo exige todo, y precisamente por eso nos permite entregarlo todo: darnos por entero, responder con todo nuestro ser y, de ese modo, alcanzar la mejor versión de nosotros mismos en cada minuto de nuestra existencia. Vivir el presente supone actualizar toda la realidad pasada en este instante; y actuar en este minuto en clave de eternidad, para vencer el tempus fugit (la fugacidad del instante) que tanto temía el poeta. Sólo así el monótono presente continuo se transfigura en presente simple, que es la formulación la permanente novedad. Vivir el presente es descubrir la aventura en la rutina, el destino en cada elección, nuestra historia en este minuto, nuestra casa en todo lugar, un compañero en el extraño, el reto en cada problema y la oportunidad de crear en nosotros la plenitud que nos es posible en cada instante de nuestra vida.