ROJO SOBRE GRIS
Aventura, aventura, aventura
Por Amalia Casado2 min
Opinión19-07-2010
Qué rico este gusto a vacaciones de verano. Por fuera parecería a los ojos de alguien un relleno de silencio e insulsez. Un día entero sola, sin hablar con nadie, balanceándome de la mesa del salón al sofá y del sofá a la tumbona de cuero con alguna visita a la cocina. Pero cuando todo parece callado, el mundo habla. La casa, que no es la mía, se queja del calor del sol y se retoza de nuevo con crujidos cuando cae la noche. No conozco aún su lenguaje. Suena seco un ruido sordo: es la nevera. Un leve golpecito en alguna esquina resulta ser una hoja del bonsái que besa el suelo. Cigarras. Muchas cigarras. El cordón de las cortinas se columpia rítmico contra la pared por algún movimiento del aire que la piel no logra percibir... En el silencio aparente y la ausencia de palabras, el parloteo de la casa se abre paso sólo a veces –quién sabe por qué- entre el oleaje del Atlántico en aquel comienzo del siglo XIX, cuando por primera vez y hasta una quinta la humanidad se lanzaba a la aventura de tender el primer cable entre Europa y América. El mundo no volvería a ser igual. Se rompía con el telégrafo la dimensión espacio-tiempo por primera vez hasta Internet. Sólo la tele transportación podrá significar una nueva revolución. Vuelvo a leer. El mundo se ha ensanchado. Conoceré a hombres grandes que cambiaron el el curso de la historia. Volveré a descubrir que las grandes cosas siempre se lograron en el silencio de lo pequeño.Viajaré por el mundo entero a tantos países cuantos quiera, iré adelante y atrás en el tiempo, ahora el París de Modigliani, mañana la Rusia de Dostoievski y pasado... con quien sea que el destino elija por cruzarse en mi camino. Éste puede ser un verano rojo sobre gris, como aquellos de cuando era pequeña. Qué delicioso. Qué ganas. Cuánto lo echaba de menos.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo