ANÁLISIS DE ESPAÑA
La vuvuzela nacional
Por Alejandro Requeijo2 min
España20-06-2010
A Zapatero se le está poniendo cara de seleccionador francés. Ese que tiene de uñas a todo un país por sus bandazos, su carencia de criterio, pero sobre todo por sus malos resultados. Raymond Domenech es un tipo capaz de reaccionar a la eliminación de su equipo como hace dos años: aprovechando la rueda de prensa para pedirle públicamente matrimonio a su novia. Como si se tratase de una comedia romántica facilona de sobremesa. Eso si que es sacar un conejo de la chistera y no los del presidente. Dicen que, este mismo sujeto, hasta consultó los horóscopos de sus jugadores antes de seleccionarlos. Aunque no te guste el fútbol, hay que reconocer que lo de Francia se ha puesto interesente. Ahora incluso se le rebelan los jugadores como a Zapatero sus alcaldes hace unas semanas. Pero en lo que más se parece Zapatero al fulano francés es en la manera de combatir sus dudas con bandazos y en su tendencia a rodearse, no de los mejores, sino de los que mejor le bailan el agua. La última que suena con fuerza es la posibilidad de que el presidente prepare una nueva crisis de Gobierno. Y ya son varias para tan poco tiempo. La rumorología ya especula sobre cuándo sería el mejor momento. El problema es que cuando Zapatero se gira al banquillo en busca de un revulsivo a la situación, comprueba que no tiene nada aprovechable. Y le pasa porque a los mejores se los ha ido dejando en el camino. En su PZOE siempre se ha valorado más la fidelidad que la calidad. Y los buenos que tenía se han ido quemando, en gran parte, a base de comerse los marrones que él mismo provocaba. Entre las quinielas está el futuro de De la Vega, si Blanco se convertirá oficialmente en el hombre fuerte del Gobierno, si durará mucho Corbacho al frente de Trabajo. A la mayoría ni se les conoce, pero lo cierto es que todos los ministros suspenden en la valoración de los ciudadanos. Todos menos Rubalcaba, pero el ministro del Interior bastante tiene con dejar claro a Batasuna que no cederá un milímetro hasta que no se de el paso definitivo de condenar a ETA. A este paso, a la izquierda abertzale le va a pasar lo que a Iniesta, Xavi, Villa y compañía contra Suiza. Que de tanto recrearse en su retórica van a perder el tren. El acto de Bilbao junto a EA es otro gatillazo más. Un zumbido más en ese mar de vuvuzelas en el que se difumina una clase política nacional que lo único que hace es cabrear y distraer al espectador a partes iguales.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio