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ANÁLISIS DE ESPAÑA

ETA pierde dos batallas en una

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España24-05-2010

Qué difícil tiene que resultar ser etarra estos días. No sólo por las incomodidades de la clandestinidad, la añoranza de la familia o por la incertidumbre que carcome por dentro a todo el que se sabe fugitivo. Tienen que ser días difíciles porque debe ser complicado encajar dos derrotas en una: la que libra contra el Estado y la que le enfrenta desde hace meses con su propia gente (dentro y fuera de las cárceles). El ingente número de arrestos (hasta seis jefes etarras han sido detenidos en menos de dos años) ha significado una paulatina pérdida de la presencia amenazante de la banda. El miedo ha disminuido y eso es lo peor que le puede pasar a quien hace de la coacción la base de su poder. Pero además ahora, por primera vez en su negra historia, los de las pistolas no tienen el control de sus bases. Y a eso si que no están acostumbrados. Que la llamada línea posibilista de Otegi y Alsasua se ha impuesto a ETA en la lucha por controlar la izquierda abertzale es una realidad. Sin embargo, de cara a lo que pueda pasar en los próximos meses o años, sería importante dejar claro que esa postura posibilista no nace de una sincera voluntad de cambio tras tantos años apoyando y viviendo del sufrimiento de los demás. Batasuna, Otegi y el resto ponen cara de buenos únicamente porque saben que van perdiendo, porque están en la cárcel, porque se les acaba el negocio. Que todo forma parte de una estrategia no se le escapa a nadie, pero es dentro de unos meses cuando habrá que recordarlo para evitar precipitaciones. Lo que tiene que hacer Batasuna para sobrevivir al hundimiento de su barco es lanzarse al mar, abandonar y condenar la violencia para ganarse el salvavidas de la legalidad. Si aun no puede hacerlo porque quiere evitar escisiones, que se tome el tiempo que quiera para convencer a quien sea. Son ellos los que tiene prisa por llegar a las elecciones de 2011. Pero para esa fecha no valdrá un gesto ambiguo dos días antes de los comicios. Tendrá que ser una condena clara y con tiempo suficiente para garantizar su desvinculación definitiva de quien insista con la violencia. Y a partir de ahí, será lo que los votos digan. Será el verano la fase clave en la que ETA intentará su último zarpazo o tendrá que ceder a lo que su gente le pide (ojo, por motivos estratégicos, no morales). Se están rindiendo y, ante eso, el Gobierno sólo tiene que esperar sin dar pasos en falso. Cuanto más tarden, menos capacidad tendrán para exigir nada.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio