ANÁLISIS DE ESPAÑA
El verdadero castigo está en las urnas
Por Alejandro Requeijo1 min
España02-11-2009
No vale sólo con tomar la calle y la pancarta. Mucho menos no hacer nada o quedarse en casa. De poco vale reforzar las leyes o endurecer las penas. Aunque esto sería un buen comienzo. Es insuficiente limitarse a suspender de militancia, por cierto, sólo a los que han pillado. No digamos guardar las apariencias recurriendo a cabezas de turco que no satisfacen a nadie. El problema no se ataja ni siquiera mandándolos a la cárcel. Aunque se les presente como se merecen , es decir esposados, desaliñados o con bolsas de basura. Si son chorizos -o butifarras- no deben gozar de ningún privilegio, que aquí nadie se queja cuando el humillado es un simple mangante callejero. No basta tampoco con titulares a cinco columnas destapando verdades y miserias. Incluidas las sexuales. De poco sirve todo esto si al final no se les despoja de lo único que les importa: el poder. Ese poder que entiende al ciudadano como un simple medio para enriquecerse y a la democracia como el sistema perfecto para hacer la ley y luego la trampa. La corrupción, a la vista está, no es un problema de partidos. Entre todos han demostrado que ninguna sigla tiene el patrimonio exclusivo. Por eso el verdadero castigo, el correctivo más ejemplarizante deberá llegar en las urnas. Que corrupción sea sinónimo de derrota. Otra cosa sería legitimarles. Que se acaben los feudos y los cinturones rojos, azules, verdes... Que se vote con responsabilidad. Que el poder sea entendido de nuevo como un premio y una responsabilidad y no como una herencia con derecho a hacer lo que te de la gana. Desde los municipios más humildes, a los gobiernos más ostentosos, que sus fechorías les dejen de salir rentables.
Seguir a @Alex_Requeijo
Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio