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ROJO SOBRE GRIS

Santos santísimos

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión02-11-2009

Tiene razón mi amiga Reyes. Qué pena no haber sabido sacarles brillo a nuestros santos, que la fiesta en la que celebramos a nuestros héroes se haya quedado en un “ir a limpiar cementerios” mientras nos eclipsa este ir y venir de brujas. Hasta en el quiosco vendían esta mañana escobas y hachas. El sábado llamaron al timbre. Abrimos la puerta: “¡Truco o trato!”- gritaron una pandilla de niños al unísono. No sabía si estaba yo en España o en Estados Unidos. “Pues es que yo no sé jugar a eso”, les dije. Y es verdad. No sé jugar. ¿Qué es truco? ¿Qué es trato? ¿Qué hacen en mi puerta estos chavalines como salidos de un cuento de brujas y fantasmas? Yo sé que hoy me acuerdo de mis abuelos y de mis tíos. Que como buñuelos porque no quiero dejar de hacer lo que siempre he visto en mi casa, y porque el sabor de la nata con ese caparazón de yo qué sé delicioso me recuerda a toda mi familia, y a que quiero ser mi mejor yo. El viernes me levanté con el ojo izquierdo hinchadísimo. Se me ha tapado otra vez el oído derecho. Caminaba junto a mi marido camino del cine y nos reíamos de los achaques pequeños que uno empieza a notar. “Dentro de seis años me pongo en los cuarenta”, le comenté. “Qué rápido pasa el tiempo”, me contestó. Entonces me imaginé muriendo en mi cama. Me imaginé que eran los últimos momentos de mi vida. Y aquello me dio como una inyección de entusiasmo, de ganas de vivir, de ganas de aprovechar cada minuto como si fuera el último para ser mejor. Me ha alegrado descubrir que a San Bernardo le pasaba lo mismo: “Confieso que, cuando pienso en los santos, siento arder en mí grandes deseos", decía. Lo mejor de todo es que no es necesario hacer cosas extraordinarias a los ojos del mundo para llegar a la meta pudiendo decir “misión cumplida”, pero sí cosas grandes a la manera de tantos hombres y mujeres que se han dado enteros, que no se han reservado nada para sí, que han caído y se han levantado, que llegan al principio de la siguiente parte de la vida con las manos vacías de cosas y llenas de amor. Esos “héroes”, esos santos santísimos que nos regalan con su vida toneladas de sentido, de alegría, de razones para vivir y de tantas cosas que hoy escasean en nuestro mundo son los verdaderos protagonistas del día de Todos los Santos. Habrá que sacarles brillo pero, de momento, para ellos, Rojo sobre gris.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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