ANÁLISIS DE ESPAÑA
El funeral de la democracia
Por Alejandro Requeijo
2 min
España07-06-2009
Que nadie se atreva a sacar pecho. Que Rajoy no cometa el error de ver en estos resultados una manera de apuntalar su liderazgo. Que Zapatero tampoco crea que ha superado el pebliscito que le había montado el PP. Por no valer, el 7-J no sirve ni para comprobar una vez más que los nacionalismos no pintan nada. O que el mundo de ETA es incapaz de sacar representación a pesar de las ayudas. Por primera vez en mucho tiempo, las radios y las televisiones parece que se han cuidado de omitir en sus informaciones la horrenda muletilla típica para referirse a la cita electoral como “la fiesta de la democracia”. Gracias. Aunque quizá sea porque, más que fiesta, la cosa ha sido un funeral. Y esto no lo anima ni Belusconi con sus mamachichos. Pese a que la cosa no haya sido finalmente más dramática, un 54 por ciento de abstención sigue siendo demasiado. La prueba inequívoca de que algo huele a podrido en Dinamarca. Si un partido cosechase ese porcentaje en unas elecciones hablaría de victoria histórica. Lo hace el PP con un 42 por ciento de apoyos. Sin embargo, la abstención es marginada y menospreciada convocatoria tras convocatoria. La abstención es algo difuso, sin cara. Pero, aun silencioso, su azote es demoledor, inapelable, ineludible. Y es la gran ganadora de estas elecciones. Que se puede esperar cuando los políticos pretenden que el voto dependa de un Falcón o del número de guardaespaldas de un ex presidente. El problema es que vean eso como una fuente de movilización cuando es justo lo contrario. Hastió absoluto. Lo único positivo de todo es que por fin se termina una campaña sin precedentes en lo que a la falta de respeto y de vergüenza se refiere. Es lo que tiene la política del cortoplacismo, del golpe bajo y el insulto. El otro día un hombre describía la situación comparándola con dos cocineros que para convencerte de que su restaurante es el mejor, en lugar de mostrarte sus platos, se dedican a chivarse de las cucarachas que tiene el otro en su cocina. Y al final claro, uno se queda en casa, aunque sea comiendo un bocadillo. Las campañas han dejado de ser la oportunidad para ofrecer proyectos. Ahora es el momento ideal para lanzar insultos y airear trapos sucios. ¿Donde quedan las ideas entonces?, ¿donde queda Europa? Sepultada bajo un merecido 54 por ciento de abstención.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio