EE.UU.
Barack Obama tiende una mano al Islam
Por Miguel Martorell
3 min
Internacional05-06-2009
Un discurso sin precedentes. Así lo considera la mayoría de los analistas políticos después de haber escuchado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su intervención en El Cairo. Una mano tendida al mundo musulmán como ningún otro presidente estadounidense lo había hecho y un posicionamiento a favor de los palestinos como hacía décadas que no se escuchaba desde la Casa Blanca.
En su discurso en la Universidad de El Cairo ante centenares de dirigentes y representantes del mundo musulmán, Obama volvió a utilizar el estilo visionario y conciliador que caracteriza a todas sus intervenciones públicas. Fue, sin duda, una mano tendida, de forma muy inteligente, al Islam. El presidente estadounidense dividió su discurso en dos partes. Por un lado, se dirigió a los más de 1.500 millones de musulmanes que existen en el mundo y les llamó a un “nuevo inicio” en las relaciones que hasta ahora EE.UU. ha mantenido con el Islam y llegó incluso a citar el “Sagrado Corán”. “Hay una gran tensión entre EE.UU. y los musulmanes. No vamos a conseguir un cambio de la noche a la mañana porque un discurso no puede erradicar años de desconfianza”, reconoció Obama, que tras rechazar el “choque de civilizaciones” apeló al “coraje” para “buscar un nuevo inicio”. “Hay que recuperar el espíritu de tolerancia de Andalucía y Córdoba. El Islam no es parte del problema para combatir la violencia extremista sino de la solución para promover la paz”, continuó Obama, que, aunque con cierta sutilidad, no dejó de referirse a algunos de los problemas que aquejan el mundo musulmán y a Oriente Próximo. Reiteró su intención de mantener la guerra en Afganistán contra el “extremismo”; reprobó la invasión de Iraq, pero expresó su compromiso con un “aliado” de EE.UU.; reivindicó el papel de las mujeres en la sociedad y reclamó que, ante todo, se respeta “la ley”. El cambio hacia Israel Pero si algo destacó del discurso de Obama en El Cairo, si por algo será recordada esta intervención, fue por las novedades que introdujo en lo que al conflicto palestino-israelí se refiere. Un apartado en su intervención que ya ha generado las primeras reacciones, no muy positivas, en Israel. “La situación de los palestinos es intolerable. Sufren las humillaciones diarias que acompañan a la ocupación. Nunca daremos la espalda a su derecho legítimo a vivir con dignidad y un estado propio”, proclamó en un momento de su discurso Obama, que cosechó aplausos entusiastas en más de una ocasión. El presidente dejó claro que la relación EE.UU.-Israel es inquebrantable, pero, por primera vez en décadas, un mandatario estadounidense denunció la “ilegalidad” de los asentamientos israelíes en Cisjordania por “socavar los esfuerzos por la paz”. “Tienen que detenerse”, sentenció. Obama defendió la solución de los “dos Estados” que el actual Gobierno de Israel rechaza y utilizó términos como “crisis humanitaria” en la Franja de Gaza -algo que Israel niega- o “resistencia” palestina, palabra inédita hasta el momento entre los habitantes de la Casa Blanca, pues supone, en cierto modo, apoyar la causa palestina. Sin embargo, el presidente rechazó la lucha armada como solución al conflicto en Oriente Próximo y estableció un paralelismo que marca un antes y un después en la visión de Washington hacia la región: el de la lucha palestina y la de los afroamericanos en Estados Unidos y su batalla contra el racismo de la sociedad estadounidense a mediados de siglo XX. El presidente de EE.UU. recordó que los afroamericanos acabaron con el racismo sin recurrir a las armas y tachó de “ineficientes” las armas en el conflicto entre palestinos e israelíes. En definitiva, un discurso que entusiasmó a los dirigentes y representantes árabes y musulmanes presentes en El Cairo, pero que ha levantado ampollas en Israel, donde, después de ocho años de apoyo incondicional a cualquier acción por parte de la Administración de George W. Bush, se ha visto esta intervención como un abandono en toda regla.
