PUNTOS DE DEBATE
De aviones a películas porno
Por Elías Said
3 min
Opinión07-06-2009
Sería interesante reconstruir el imaginario que muchos tenemos en torno a una especie humana particularmente especial: la clase política. Además de gozar de una memoria intencional, sólo recuerdan fragmentos de la historia que les conviene, también parecen tener una particular forma de manejar las ventajas que ejercen desde sus cargos en materia presupuestaria y en acusar a otros pares sin el menor sentido común de mirarse al espejo. Primero recibimos con asombro, al menos mi persona, la dimisión de la ministra de interior británica, Jacqui Smith, por cargar por ¨error¨ 72 euros de películas porno para uso de su marido, con ella como compañía presumo; luego la acusación que hizo el PP a Zapatero por ¨uso fraudulento de los fondos públicos¨ por utilizar el avión oficial para trasladarse a varios mítines del PSOE en pleno proceso electoral de eurodiputados; y lo último, pero no menos importante, las acusaciones hechas desde el diario británico The Times, por uso ¨libertino¨ de Berlusconi del avión presidencial para amenizar sus fiestas privadas en su mansión de Cerdeña. Como si fuese una epidemia de acusaciones de altura, nunca mejor dicho esta vez, parece que la moda es reprochar y acusar a quienes tienen acceso a los fondos públicos para su uso privado. Este es un tema por demás interesante, ya que estos tres casos reflejan diferentes niveles de una misma realidad, del que sólo nos enteramos por los medios, y únicamente de una pequeña parte de las actividades que, tras sus cargos, esconden muchos de nuestros representantes elegidos popularmente. En el caso de la ministra británica, pese a lo insignificante del monto usado de forma ilícita, al menos a lo que nos suelen tener acostumbrado este tipo de casos, su dimisión resulta ejemplarizante para quienes ejercen cargos públicos y a muchos de nosotros acostumbrados a ver la política desde nuestro más profundo sentido latino, el cual parece imposibilitar que este tipo de respuestas puedan darse en nuestras sociedades, sino únicamente en la flemática y pragmática cultura anglosajona, donde la confusión de lo público por lo privado, en la clase política, se puede pagar caro. En lo referente a las acusaciones vertidas al presidente de gobierno español, el tema me resulta más complicado, ya que si bien hizo uso del avión habrá que esperar a la interpretación solicitada por la Junta Electoral ante el Tribunal de Cuentas para este caso y a la Ley de Financiación de Partidos, pero además de lo cuestionable que puede resultar, supone un asunto complicado ya que su investidura le exige seguir un protocolo de seguridad, como también lo siguió el ex presidente José María Aznar, algo que omite el PP, ante dicha acusación, casualmente en pleno cierre de campaña, en clara muestra de la estrategia estilo ¨corrala¨ para arañar votos con acusaciones, porque si se tirase de la cuerda, no habría un ex presidente de gobierno limpio. Si se hicieran averiguaciones y se determina que Zapatero lo ha usado como el pequeño travieso de Berlusconi, sí resultaría claramente acusatorio y una verdadera lástima no ser nosotros un poco flemáticos y pragmáticos, estilo anglosajón, como para exigir su dimisión o que este pusiese su cargo a disposición a voluntad y simple respeto de su investidura. La sorpresa que tengo no es por las acusaciones, sino que nos llame la atención que dimita un ministra y que muchos digamos ¨solo era 75 euros, tampoco es para tanto¨, como si las travesuras eróticas, si son económicas, pueden verse más permisivas, que las bacanales que otros hacen con el dinero público. Y además, que algunos puedan aprovechar este tipo de casos para levantar una humareda con fines meramente electorales, ya que han sido los primeros en lucrarse de los fondos públicos, o es que, ¿nos olvidamos de otros casos que a muchos de nosotros se nos pudiese venir a la mente?
