ANÁLISIS DE ECONOMÍA
Inmovilismo y miedo
Por Gema Diego
1 min
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El miedo provoca inmovilismo. Y el inmovilismo y la desaceleración provocan miedo. Ésta es una visión simplista del mecanismo de supervivencia de la crisis en tan sólo dos frases. La última semana nos ha dado motivos para suscribirla. En primer lugar, se ha hecho público el avance sobre la evolución de los precios en mayo, un dato que prevé su tercer mes consecutivo de retroceso. Aunque la ministra de Economía, Elena Salgado, le reste importancia y diga que la culpa la tienen sólo el petróleo y los alimentos, son precisamente estos artículos los de consumo más directo por los ciudadanos. Y su abaratamiento, posiblemente debido a su menor demanda, revela el elevado nivel de desconfianza existente. Tampoco hay ganas, ni bolsillos boyantes, para comprar una casa. Lo revelan la reducción de espacio y las escasas operaciones que se han registrado en los últimos salones inmobiliarios, pero también el Euribor, que está dando alegrías a los que ya tienen hipotecas, pero que no anima a hipotecarse a quienes no lo han hecho ya. Este miedo tiene un culpable muy concreto: el paro. Y aunque algunos organismos internacionales opinen que se ha tocado fondo, quedarnos en este hoyo no sirve para que el temor se esfume. Hay que volver a generar puestos de trabajo y, desde luego, las empresas tienen que encontrar su camino y dejar de inundar los medios de noticias sobre quiebras. Si no, el sostenimiento del círculo vicioso está garantizado.
