ANÁLISIS DE CULTURA
Hablemos de teatro
Por Marta G. Bruno
2 min
Cultura05-04-2009
Los centenares de inmigrantes que llegan en pateras a las costas españolas no están abandonados. La cultura les ha dejado un rincón, para que no nos olvidemos de la triste amargura de vivir en esas condiciones. Y es que la gala de los Premios Max, celebrada además en las Palmas de Gran Canaria, tuvo su momento para recordar esta realidad. El actor gallego Javier Gutiérrez dedicó su galardón a toda la gente que muere cada año en las playas. Este fue el momento más emotivo de una celebración en honor al teatro que despertó una inquietud por el cine independiente, todo un guiño hacia estos espectáculos, lejos de dar todo el peso al cine y grandes producciones. Disfrutar del silencio, de la semi-improvisación, de la cercanía con los actores...el teatro es un mundo que apasiona, y parece que vuelve a recobrar fuerza. Sin embargo, ¿goza este arte de buena salud porque se ha descubierto el poder de lo inmediato, de la puesta en directo, o es más bien una cuestión de moda? Quizás estos premios se parezcan cada vez más a los Goya, y se conviertan más bien en un galardón comercial antes que cultural. Pero de momento podemos estar de enhorabuena, pues al fin recobramos la pasión por un espectáculo que cada vez gana más adeptos. Dicen algunos que, en efecto, los premios culturales son, más que una recompensa por una trayectoria profesional llena de éxitos, una mezcla entre intereses y prestigio, y que en muchas ocasiones están “comprados”, sobre todo los literarios. Pero lo cierto es que de esta forma aprendemos de autores más allá de nuestras fronteras, de otras culturas, y quizás así mejoremos nuestra pésima tasa de lectores española. Más polémica trae si cabe el esperpento tomado por obra maestra de algunos de nuestros artistas nacionales. Hablamos de la famosa cúpula de Miquel Barceló, demasiado repetitiva pues abundan las estalactitas en ausencia de cualquier otra cosa. No dudo de lo trabajoso que fue el proceso de su construcción, pero sigue dando que hablar por los 22 millones de euros que pagó el Gobierno por ella. Este año probará suerte en la Bienal de Venecia, espectáculo que se ha sumado a la lucha contra la crisis con obras de bajo coste. Resulta paradójico cuando recordamos lo que costó su regalo a la sede de la ONU.
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press