ANÁLISIS DE DEPORTES
En la campaña blanca sobra ¬suciedad¬
Por Alejandro G. Nieto
3 min
Deportes05-04-2009
Acostumbrado a ver presentarse a las elecciones del Real Madrid a todo tipo de mangantes, a uno le cuesta confiar en aquellos candidatos que llegan rebosando buenas ideas, criterio y humildad. Multimillonarios caprichosos que buscan un lujoso entretenimiento, empresarios adinerados ansiosos por llenarse más aún los bolsillos o manipuladores mentirosos que prometen imposibles y roban asambleas son perfiles, lamentablemente, demasiado comunes. Por eso, cuando un tipo como Eduardo García Muñoz lanza su campaña, resulta complicado que no surjan las suspicacias. En principio, todo reluce como si fuera impoluto oro: pretende asentar su proyecto sobre en los socios, fichar cracks comprometidos, potenciar la cantera y asegura que los directivos no se inmiscuirán en la parcela deportiva. Las promesas de siempre, sí, aunque en el caso de García Muñoz vienen aderezadas con la bondad de que una asociación benéfica (la Organización Impulsora de Discapacitados) esté detrás del proyecto. Aunque esto, por otro lado, no deja de ser contradictorio: que una ONG se deje 52 millones de euros en avalar a un candidato a la presidencia al Real Madrid es, cuanto menos, extraño. Vamos, que algo huele bastante raro. Aún así, con ONGs detrás o sin ellas, el joven García Muñoz tiene bastante complicado alcanzar la presidencia, porque cierto periódico deportivo sensacionalista ya se ha encargado de reencumbrar a la misma a Florentino Pérez con una buena campaña de publicidad. Pero que el galáctico mandatario sea el adecuado para reconducir el rumbo del equipo es algo muy cuestionable. En sus últimos años como presidente se mostró autoritario y caprichoso, como cuando cesó a Vicente del Bosque y a Fernando Hierro después de ganar la Champions, y pecó en exceso de interferir en el campo deportivo. Su regreso supondría, tal vez, que llegaran un par de astros del balón. Pero el Madrid necesita algo más que eso. Hace falta, en primer lugar, mano dura con los altos egos del vestuario. Que Guti haya chupado banquillo con todos los entrenadores que han pasado por el Santiago Bernabéu no es fruto de la casualidad. Por mucha calidad que tenga, desprenderse de asiduos de las discotecas como él o Míchel Salgado sería un beneficio para el club y para sus compañeros. Habría también que atreverse a sentar en el banco a los que no rindan, por mucho número siete que lleven en la espalda. Y, por supuesto, debería ficharse a un entrenador con el carácter suficiente para que tanta estrella no acabe perdiendo la cabeza (Sergio Ramos ya da ciertos síntomas de altanería y gallitos con afán de protagonismo sobran). La primera cuestión que deberá decidir cualquiera de los candidatos será, precisamente, cuál será su entrenador elegido. Juande Ramos está cumpliendo con creces y responde al perfil de técnico autoritario y exigente que necesita el equipo. Pero ya se sabe que en Concha Espina no se estila ganar los partidos por 1-0 y lo más probable es que no renueve. De momento, con la carrera por la presidencia ya empezada y a poco más de dos meses de las elecciones, lo más importante será que las diferentes campañas no levanten demasiado polvo. De lo contrario, a los jugadores, inmersos de lleno en la lucha por el título de Liga, les puede desorientar tanta suciedad en el camino.
