ANÁLISIS DE SOCIEDAD
El ejemplo del lazo blanco
Por Almudena Hernández
3 min
Sociedad05-04-2009
Algunos capuchones lucirán esta Semana Santa un crespón blanco en las procesiones españolas. Es su forma de dar testimonio contra el aborto y de ser consecuentes con la creencia que practican: más allá de los ritos y las ceremonias, el cristianismo es una religión de vida, por lo que ponerse un crespón blanco no es hacer política. La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, dice que hacerlo sí que es mezclar religión y política. Pero, puestos así, ¿eso implica que los creyentes en Cristo no pueden votar en unas elecciones camino de la misa dominical? Lo que hace falta en esta sociedad es ser coherente entre lo que se piensa y lo que se hace; o entre lo que se predica y lo que se hace. Bien es conocido aquel consejo de los padres de "tú haz lo que yo diga no lo que yo haga". Así luego hay quien sale rana y hace lo que le da la gana, pasando por encima de quien haga falta. Ahora, el padre de los padres católicos, o sea, el Papa, ha pedido a los sacerdotes que se pongan las pilas, y que tengan una conducta irreprochable. Dicho al modo pagano: "La mujer del César además de ser honesta debe parecerlo". Siguiendo fielmente las posturas que defiende el Gobierno español, bien podrían aplicarse las creencias a rajatabla, como otra forma de ponerse las pilas. Es decir, que las vacaciones de Semana Santa sólo las cogieran aquellos que necesitaban este tiempo para participar en las celebraciones conmemorativas de la pasión y muerte de Jesucristo. Y así con todo. Que cada cual presente su carné de católico, de musulmán, de judío, de protestante o de ortodoxo y libre cuando le corresponda. Sería una estupenda respuesta a las campañas de Tráfico que hace la DGT, y la única forma de unas operaciones salida y entrada más escalonadas. Aunque lo que es bueno para una cosa es malo para otra. Desde hace tiempo en la Organización Nacional de Trasplantes se ha percibido un descenso en los donantes procedentes de un accidente de tráfico. Aún así, este organismo ha batido una nueva marca y seguro que más de uno podrá hablar, con conocimiento de causa, de lo que es la lucha por la vida o vivir en primera persona un auténtico milagro. Para milagro, en los tiempos que corren, que la ciencia dé la razón a la defensa católica de la vida. Aunque no hay certeza científica de que los hombres de Atapuerca llevasen un lazo blanco, sí la hay de que cuidaron a un niño con una tara hasta que falleció al final de su infancia. Es decir, que hace más de 500.000 años ya se defendía al débil. Aunque, visto de otro modo, la ministra española de Igualdad podría decir que la mujer no tuvo libertad para elegir porque las ecografías no diagnosticaron durante el embarazo que el feto venía con malformaciones y la señora de Atapuerca no pudo decidir si abortar o no. Lo dicho, a quien corresponda: Feliz Pascua, con o sin lazo blanco.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo